Señores Arzobispos,
Señores Obispos
Sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos.
Delegados de los distintos países de América Latina y del Caribe y de otros países.
Queridos hermanos y hermanas.
Mis felicitaciones por la celebración de los cincuenta años de la Renovación Carismática Católica.
En este domingo XXIX, del Tiempo Ordinario, damos gracias a Dios por este evento que celebramos y que hoy clausuramos.
LAS LECTURAS:
- Primera lectura: Ex. 17,8-13. El poder de la oración. “Mientras Moisés tenía en alto las manos, vencía Israel”.
- Salmo 120: “El auxilio me viene del Señor que hizo el cielo y la tierra”.
- Segunda lectura: 2 Tim. 3,14-4,2. La Palabra de Dios es útil para enseñar, reprender, corregir y para educar en la virtud. “Proclama la Palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende , reprocha, exhorta con toda comprensión y pedagogía”.
- Evangelio: Lc. 18,1-8. Perseverancia en la Oración.
Estas lecturas nos mueven a tratar dos temas fundamentales:
LA ORACIÓN
Oración constante, perseverante e insistente.
Según los textos bíblicos de hoy, los discípulos de Jesús debemos mantener una relación de confianza, amor y esperanza con nuestro Señor. Orar sin desfallecer. “Pidan y se les dará, llamen y se les abrirá, busquen y encontrarán”.
La oración de los discípulos de Jesús, más que pedir, debe consistir en dar u ofrecer.
Como en los tiempos de Jesús, hoy muchas personas lo siguen buscando beneficios personales, milagros y curaciones. Eso es lícito y bueno. Pero no puede quedarse ahí. El seguimiento de Jesús debe llegar a una entrega personal y no a una búsqueda interesada. No hagamos de nuestras oraciones, un sindicato de quejas o un pliego de demandas.
En la oración reafirmamos nuestra FE y AMOR a Dios que nos ama.
Es importantísimo, yo diría esencial y necesaria, la vida de oración en la Iglesia, en las comunidades, en los grupos y en las familias.
Si damos una mirada al pasado, a estos 50 años de la Renovación Carismática Católica, pasando un balance, nos daremos cuenta del aporte grande que ha significado para la Iglesia. Nos daremos cuenta de cuánto ha enseñado la Renovación Carismática Católica a orar. La Renovación Carismática Católica enseñó a distinguir la oración de alabanza, de petición y de acción de gracias. De forma muy particular, ha enseñado a valorar la oración.
Constituye un gran reto para todos los discípulos misioneros, para la Renovación Carismática Católica, seguir creciendo den la valoración de la oración, como aspecto fundamental de la vida del cristiano.
LA EVANGELIZACIÓN
El otro tema que nos presentan las lecturas de hoy es la Predicación. “Proclama la Palabra, insiste a tiempo y a destiempo”, le dice Pablo a Timoteo.
La relación o diálogo con Dios, genera la necesidad de hablar de Dios. Cuando hablo con Dios, siento la necesidad de hablar de Dios. Es por eso que San Pablo se siente obligado a llevar el Evangelio a todas las naciones, y “¡Ay de mí si no evangelizo!”.
A su discípulo Timoteo, le estimula a que proclame la palabra. La palabra de Dios, es como un manual “útil para enseñar, reprender, corregir y para educar en la virtud”.
Volvamos a mirar atrás estos cincuenta años:
¿Cuánto hemos crecido en la evangelización? ¿Cuántas personas que han vivido una experiencia en la Renovación Carismática Católica, se han convertido a Cristo y se han transformado en evangelizadores, catequistas, ministros Animadores de Asamblea y Diáconos. Hay un porciento muy alto de los agentes de pastoral, cuyo inicio tuvo lugar en la Renovación Carismática Católica.
DOS PELIGROS
- Se corre el riesgo de quedarse en la experiencia de vida en el Espíritu y en la oración, y no pasar al compromiso y a la misión.
- Se mantiene el peligro de hacer del movimiento, “un fin en sí mismo”, como nos advierte el Concilio Vaticano II, en el decreto sobre el Apostolado Seglar número 19.
El ideal es, que se tenga la experiencia, se viva la espiritualidad en función del crecimiento de la Iglesia y de su misión.
Termino estas palabras con el mensaje conclusivo de la V Conferencia y que sirvan estas, como envío para todos los participantes del ECLA 2016:
“Recordando el mandato de ir y de hacer discípulos, desea despertar la Iglesia en América Latina y El Caribe para un gran impulso misionero. No podemos desaprovechar esta hora de gracia. ¡Necesitamos un nuevo Pentecostés! ¡Necesitamos salir al encuentro de las personas, las familias, las comunidades y los pueblos para comunicarles y compartir el don del encuentro con Cristo, que ha llenado nuestras vidas de sentido, de verdad y de amor, de alegría y de esperanza!” (DA 548).
Agradezco a Dios la oportunidad de presidir esta Eucaristía de clausura del Encuentro Carismático Latinoamericano (ECLA) 2016. Felicito al Movimiento Apostólico Renovación Carismática Católica por sus Cincuenta años de experiencia de Oración y Misión.
Dios les bendiga.