La Arquidiócesis de Santo Domingo, en su misión de anunciar el Evangelio a toda la gente. Ha llevado a cabo la creación de tres Vicarías Episcopales recientemente, para un mayor seguimiento y cercanía a los fieles.

1. Vicaría Episcopal Territorial: Sto. Dgo. Este, Mons. Ramón Benito Ángeles Fernández
2. Vicaría Episcopal Territorial: Sto. Dgo. Norte y Monte Plata, Mons. Jesús Castro Marte
3. Vicaría Episcopal Territorial: Sto. Dgo. Oeste, Mons. Faustino Burgos Brisman, C.M.

¿Qué es una Vicaría Episcopal?

Las Vicarías Episcopales Territoriales son circunscripciones canónicas creadas por el Arzobispo para determinados asuntos dentro del territorio de la Arquidiócesis, (Cf. Can. 476) para animar la acción Pastoral y Administrativa.

Están conformadas por una o varias Zonas Pastorales y por todas las personas e Instituciones Públicas, Privadas y No Gubernamentales que las integran. Comprende a los Presbíteros, Diáconos que viven y ejercen su ministerio en ese territorio, así como los miembros de la vida consagrada y de los Laicos.

El domingo pasado (24 de Septiembre) en la Solemnidad de N.S. de las Mercedes., presidida por Mons. Francisco Ozoria Acosta, Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo, primado de américa, fue creada la Vicaría Santo Domingo Oeste, con su Vicario Mons. Faustino Burgos Brisman, Obispo Auxiliar de Santo Domingo.

Han concelebraron Mons. Ramón Benito Ángeles Fernández, Mons. Jesús Castro Marte y la participación de más de 60 Sacerdotes de las distintas Zonas Pastorales.

Dicha ceremonia contó con la presencia de las autoridades de la Zona: La Senadora por la provincia Santo Domingo, la Sra. Cristina Lizardo, el Alcalde de Santo Domingo Oeste Sr. Francisco Peña, y el alcalde de los Alcarrizos el Sr. Junior Santo, entre otras personalidades.

Mons. Faustino Burgos, es su palabra de agradecimiento en su toma de posesión de la Vicaría Santo Domingo Oeste dijo:

“Nuestro arzobispo ha insistido en tres acciones que definirán nuestro accionar pastoral: Descentralización, Participación y Corresponsabilidad, dentro de la comunidad para la nueva evangelización.

Pienso en nuestras familias, por ser tan asediadas por diversas situaciones, el clima de inseguridad, la violencia intra y extra familiar.

Pienso en la defensa de la Vida, desde su concepción (en el vientre materno) hasta su natural conclusión, como la plaga de la violencia que arropa a tantas vidas de jóvenes, trucando todo un hermoso porvenir.

Pienso en los Jóvenes, amenazados por el vacío interior del alma y arrastrados por sucedáneos que se les presenta de vida fácil. A esos hay que rescatar y ofrecerles un camino de realización integral.

Pienso en la generosidad de los Sacerdotes y Consagrados, en el desafío de sostenerlos, no sólo físicamente, sino también, en la fiel y cotidiana elección que han hecho por Cristo y por la Iglesia.

Pienso en los fieles Laicos, esparcidos en todas las comunidades que peregrinan en esta porción arquidiócesanos.

Pienso en una Pastoral Social, que nos lleve a buscar, a sentir y a entrar en la comunión con el otro, una pastoral que nos involucre a todos.

Pienso en el Inmenso Esfuerzo de todos, para profundizar la Fe y hacerla compromiso vivo y eficaz del amor de Dios: luz viva para los corazones y lámpara para nuestros pasos.

Hay que orar siempre y en todo momento. Esa oración fortalecerá nuestra entrega, nos hará conocer la voluntad de Dios y nos capacitará para amar a nuestro prójimo, Nos hará crecer en el Amor.

Recordemos que, cuando el amor es reducido, el corazón se vuelve impaciente, y turbado por la ansiedad de hacer cosas, se deja devorar por el miedo al fracaso. Les invito a creer sobre todo en la humildad de la semilla que Dios siembra en nosotros. Fijémonos en ella y en el potencial que tiene escondido al igual que la levadura, fermenta toda la masa. El amor es invencible hasta el infinito, (SVP). Entreguémonos con amor en las manos de Dios”.