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Séptimo día / Jueves 18 | Novena de la Señora de la Altagracia

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Séptimo día / Jueves 18 | Novena de la Señora de la Altagracia

Hombres y mujeres fraternos
Parejas de esposos y novios y estudiantes de las escuelas.

  1. Orientaciones para este día

En este día queremos destacar la necesaria convivencia fraterna entre las parejas y poner un particular interés en los jóvenes de nuestras escuelas para sensibilizarlos sobre el modo en cómo deben convivir las parejas conyugales y los novios.

Se trata de subrayar la complementariedad y equidad en la diferencia de hombre y mujer, y su dignidad e igualdad cómo género humano. Valorar la verdadera amistad que debe brillar entre hombres y mujeres.

 

  1. Entronización de la Imagen de la Altagracia

En el lugar del encuentro, se prepara un altar con manteles limpios. Puede ser una mesita adornada con flores, una vela o velón encendido. Se forman un círculo alrededor de la imagen con los coordinadores de los distintos grupos. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. (Se trae en procesión la imagen con cantos marianos).

 

  1. Motivación

En este día queremos reflexionar con María en la fraternidad que debe darse entre hombres y mujeres. Curiosamente muchas personas creen que el trato y la amistad solo se da de manera sólida entre hombres con hombres y mujeres con mujeres, haciendo del trato de hombres y mujeres una mediación en virtud de los roles que se le asignan y no en el don de sus personas.

Por eso, nuestros matrimonios y las parejas en otras situaciones de conyugalidad se les exige poner de manifiesto como elemento básico o fundamental la amistad basada en la igualdad y dignidad personal. Queremos invitar a María a que ayude a nuestras parejas a demostrar su amistad y fraternidad a toda prueba. Oremos para que la violencia no apague más vidas en nuestras familias y matrimonios.

 

  1. Oración inicial

Madre mira a nuestros matrimonios, a nuestras parejas de personas casadas por lo civil o en unión natural, mira a los novios y enamorados, intercede, para que ellos nos den señales de fraternidad y amor, de respeto, perdón y ayuda mutua, para que nuestro pueblo sienta alivio del dolor de la violencia con el bálsamo del amor y la fraternidad que vienen de tu Hijo Jesús.  Amén.

  1. Lectura de la Palabra: Génesis 1, 26-27

“Dijo Dios: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra; que manden en los peces del mar y en las aves del cielo, en las bestias y en todas las alimañas terrestres, y en todos los reptiles que reptan por la tierra. Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios lo creó, macho y hembra los creó”.  Palabra de Dios.

 

  1. Compartir la Palabra

¿Qué enseñanza sobre fraternidad nos da el texto? ¿Cuál es la identidad nuestra? ¿Qué cosas tenemos que superar como hombre y mujeres en el trato mutuo?

 

  1. Mensaje de hoy

Nuestro texto escogido inicia con un valioso verbo plural “hagamos al ser humano…”. Lo que pudiera pasar desapercibido está cargado de significado. “Hagamos” habla de comunidad, en este caso, trinitaria: Padre, Hijo, Espíritu.

Las Tres Divinas Personas con un solo sueño, un objetivo, una disposición. Hay, entonces, una actitud fraterna, donde se destaca la “invitación”, no la “imposición”. El plural encierra un dinamismo fecundo, que divulga el perfil integrador de la comunidad trinitaria. Pero este importante plural no se entiende sin la frase que le acompaña: “Hagamos al ser humano…” Es el momento cumbre de la creación, porque este ser humano viene soñado con una particularidad auténtica: desean hacerlo “a nuestra imagen”, “como semejanza nuestra”.

Si nos auxiliamos de la lengua materna en que el texto fue escrito podemos destacar consideraciones importantes. Por ejemplo, el verbo “hagamos”, desde el hebreo, puede ser entendido como si se dijese “trabajemos”, “produzcamos”, “transformemos”, con una dimensión que incluye el toque de las manos. Esto recuerda el profeta Isaías cuando dice: “te llevo grabado en la palma de mi mano” (Is 49,16). Las huellas trinitarias en el ser humano son su acta de nacimiento. Esas huellas no son exclusivas del ser humano, sino que se extiende en la creación “Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos…” (Sal 8). La Sagrada Escritura, con todo, no silencia el regocijo divino por la creación del ser humano. Por eso, la pregunta existencial:

¿Quién es el ser humano para que de él te recuerdes?, o sea, para que lo visites, y lo tengas en un lugar tan especial…

Y aquí viene lo siguiente: lo creo a “imagen nuestra”. La palabra imagen, tiene su sentido hebreo de ser “modelo”, “diseño” trinitario. De igual manera “semejanza”, es como decir “copia”, “retrato”, “reproducción”, “a la manera de”. Ahí está la belleza teológica que fundamenta y distingue la fraternidad que el ser humano está llamado a construir consigo mismo, con Dios, con los demás, con la creación. Pero especialmente y sobre todo, en las relaciones interpersonales entre ellos: hombres y mujeres, cada uno en su identidad, particularidad, complementariedad, singularidad.

Hombre y mujer creados a diseño trinitario fueron soñados para “gobernar”, entendamos “liderar” la otra parte de la creación, a la que no le fue otorgada la conciencia. ¿Qué significa liderar a imagen y semejanza? Se trata de impulsar y defender la vida, porque este es el proyecto trinitario: ser cómplice de la vida, a manera sapiencial. Hombre y mujer son un proyecto de fraternidad. Que seamos transmisores, con nuestra vida y testimonio, de esta buena noticia.

 

  1. Oración con el símbolo: Los que están en parejas se colocan delante de la Virgen y todos oran por ellos. Encender luces a favor del trato fraterno.

 

  1. Compromiso comunitario:
  • Procesión con la Virgen de hombres y mujeres a favor del trato fraterno.
  • Dejar un símbolo de fraternidad a las familias.
  • Usar palabras cariñosas entre los de la casa.

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