Santo Domingo Sábado 30 Junio del 2018.- La mañana de este sábado 30 de Junio diez nuevos sacerdotes fueron ordenados en la Catedral Primada de América de manos de S.E.R Mons. Francisco Ozoria Acosta, Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo.
Antonio Pozo Piña, Juan Luis Rojas, Juan Francisco Hilario Abad, Francesco Cognigni, Juan Antonio Cabrera Rodríguez, Diego Alejandro Rosales, Moisés Pérez Villa, Milthon Fernando Girón Plaza, Jean Dieudonne G. y Félix Jonás Martínez Peralta, son los nuevos sacerdotes que la Arquidiócesis de Santo Domingo recibe con júbilo.
El Comité de Damas de Apoyo al Arzobispado de Santo Domingo (CODARZSAD), así como también representantes del cuerpo Diplomático, autoridades Civiles y Militares.
La Eucaristía fue presidida por S.E.R. Mons. Francisco Ozoria Acosta, acompañado de los Obispos Auxiliares S.E.R. Mons. Ramón Benito Ángeles Fernández, S.E.R. Mons. Jesús Castro Marte y S.E.R. Mons. Faustino Burgos Brisman.
A esta solemne celebración asistieron cientos feligreses que acompañaron a los sacerdotes, diáconos, religiosas, y familiares de los nuevos sacerdotes.
En su homilía Mons. Ozoria expresó la satisfacción que siente al ver ordenados 10 sacerdotes en una misma ceremonia en la Arquidiócesis. Además habló sobre el servicio, el compromiso y la nueva misión de los nuevos sacerdotes.
HOMILÍA PRONUNCIADA EN LA ORDENACIÓN
DE 10 SACERDOTES EN LA CATEDRAL PRIMADA
DE AMÉRICA. SÁBADO 30 DE JUNIO DE 2018
Muy queridos hermanos:
1. Alegría por la Ordenación de 10 Presbíteros.
No nos cansamos de dar gloria a Dios por la vocación. Por la vocación sacerdotal de todos nosotros, la vocación de estos diez jóvenes que han tenido el valor de responder al llamado de Dios. Por la vocación de los religiosos y religiosas. Y por la vocación de tantos laicos y laicas que están respondiendo al Señor y se mantienen fieles a su vocación cristiana que le viene por el Bautismo.
Hoy es día de recoger la cosecha. Damos gracias a Dios por la cosecha de este año.
Decir que llegan 9 sacerdotes nuevos a la Arquidiócesis de Santo Domingo (digo 9 porque entre los 10 hay uno, Félix Jonás, que es de la Diócesis Castrense), eso suena bonito y lo es. Por ello nos alegramos y cantamos: “Demos gracias al Señor, demos gracias…”
Pero no son suficientes. Todavía hay sacerdotes solos que pastorean una parroquia grande, sacerdotes que pastorean dos parroquias y hay parroquias sin sacerdotes. Por eso debemos seguir orando por las vocaciones, promoviendo las vocaciones sacerdotales y religiosas y también colaborando para la formación de los futuros sacerdotes.
2. El Presbiterio en la Iglesia Particular
Al decir que se incorporan 9 sacerdotes más a la Arquidiócesis, quiere decir que crece el “Presbiterio” de esta Iglesia Arquidiocesana. Y de esto quiero profundizar:
¿Qué es el Presbiterio en una Diócesis?
La palabra Presbiterio se refiere a un lugar. El espacio junto al altar. “Parte de un templo en torno al altar”.
Pero hay otra connotación del término “Presbiterio”: “Reunión de los Presbíteros con el Obispo”
“Presbiterio es un término que se usa para referirse al conjunto de sacerdotes que se encuentran en una Diócesis o Iglesia particular y bajo la autoridad de un Obispo propio”.
Sobre estos dos significados, viene al caso de ¿cuál fue primero? Indiscutiblemente el Presbiterio como espacio junto al altar, el significado viene porque en ese lugar se reúnen los Presbíteros. Es el espacio para los Presbíteros, por eso se llama Presbiterio.
Lo más importante es el conjunto de sacerdotes que son los colaboradores inmediatos del Obispo diocesano, para el pastoreo de una Iglesia particular.
En este sentido, el Catecismo de la Iglesia Católica habla de la Colegialidad Episcopal y la comunión eclesial:
“Todo Obispo ejerce su ministerio en el seno del Colegio Episcopal, en comunión con el Obispo de Roma, sucesor de San Pedro y jefe del Colegio; los Presbíteros ejercen su ministerio en el seno del Presbiterio de la Diócesis, bajo la dirección de su Obispo” (CIC 877).
3- Características del Presbiterio.
El Código de Derecho Canónico en el Canon 275, refiriéndose a los Clérigos, entre ellos los Presbíteros, da un elemento importante:
“Los Clérigos… estén unidos entre sí con el vínculo de la fraternidad y la oración y fomenten la mutua cooperación”. (C. 277).
En la eclesiología del Concilio Vaticano II, “Eclesiología de comunión”, se subraya una verdadera comunión entre el Obispo Diocesano y los Presbíteros que colaboran con él en el ejercicio del Ministerio Pastoral dentro de su Diócesis.
La relación del Obispo y sus Sacerdotes debe entenderse en el marco de la doctrina del cuerpo místico de Cristo.
Lo mismo decimos de la relación de los Presbíteros entre sí. Ellos forman parte de un mismo cuerpo, participan del sacerdocio de Cristo y de su triple misión: santificar, enseñar y pastorear. Por ello, la identidad del Presbiterio de una Diócesis o Arquidiócesis tendrá que ser la fraternidad, la comunión y la corresponsabilidad.
Así, del Presbiterio de una Diócesis se puede decir que es como una “familia” donde el Obispo es el papá.
El sentido de la unión del Obispo con un Presbiterio puede notarse más claramente en la celebración conjunta de los distintos sacramentos, especialmente la eucaristía: todos los sacerdotes participan de la misma acción litúrgica de la Iglesia católica y el Obispo está a la cabeza de todos: concelebrantes y pueblo fiel.
La mayor expresión de comunión del Presbiterio se realiza en la “Misa Crismal”. La Iglesia entera celebra su fe: El obispo con su Presbiterio y todo el rebaño.
4- Comunión afectiva y efectiva.
Este ideal de comunión en la Iglesia no puede quedarse en bonitas palabras, ni en un ideal que no aterriza. Tenemos grandes obstáculos y amenazas contra ese ideal:
El individualismo imperante en la sociedad moderna.
El tecnicismo creciente que nos va separando cada día más.
Materialismo práctico que nos lleva a atesorar bienes personales.
Falta de una actitud de trabajo en equipo.
Una visión muy limitada de “Iglesia”. Pensar que mi Parroquia o mi comunidad o mi grupo es la Iglesia.
Esta celebración conjunta es un signo de la comunión eclesial que deseamos. Queremos dar pasos concretos hacia la unidad. No queremos oír frases como estas:
Esta Parroquia es carismática.
Esta Parroquia es catecúmena.
Este Padre es catecúmeno, este Padre es Diocesano.
El Presbiterio de nuestra Arquidiócesis es uno solo.
El Apóstol Pablo reprocha las divisiones internas en la Iglesia: “mientras uno dice yo soy de Pablo y el otro, yo soy de Apolo” (1 Cor. 3, 4). Cristo no está dividido, y la Iglesia no puede dar señales de división interna.
El presbiterio en nuestra Arquidiócesis, tiene que ser un signo de unidad, como lo pide Jesús en su oración sacerdotal:
“Que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mí y yo en ti; que también ellos sean uno en nosotros”. (Jn. 17, 21).
Caminemos con María la Madre de los Apóstoles, Madre de la Iglesia, hacia los tiempos nuevos, hacia la unidad.
Ave María Purísima.
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