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El Papa: en la lucha interior entre el bien y el mal elijamos la salvación

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El Papa: en la lucha interior entre el bien y el mal elijamos la salvación

En la homilía matutina en la Casa Santa Marta, Francisco se detiene en la Carta de San Pablo a los Romanos, observando que en todos nosotros hay una lucha constante entre la gracia y el pecado e invita a preguntarse si nuestras decisiones vienen «del Señor» o son dictadas «por el diablo», haciendo una pausa al final del día para escrutar nuestros corazones.

Pidamos al Señor la «luz» para «conocer bien» lo que sucede «dentro» de nosotros. Fue esta la invocación del Papa Francisco en la Misa matutina en Casa Santa Marta. Reflexionando sobre la primera lectura de hoy, tomada de la Carta de San Pablo a los Romanos, el Pontífice reflexiona sobre la «lucha interior y «continua» del Apóstol de las gentes «entre el deseo de hacer el bien» y el no poder «llevarlo a cabo», una verdadera «guerra» que «está dentro de él».

Una lucha de todos nosotros

Alguien -dice Francisco- puede preguntarse si, realizando «el mal que no quiere», san Pablo está «en el infierno» o es un «derrotado»; sin embargo, recuerda, «es un santo», porque «incluso los santos sienten esta guerra dentro de sí mismos». Es «una ley para todos», «una guerra cotidiana».

Es una lucha entre el bien y el mal; pero no un bien abstracto y un mal abstracto: entre el bien que el Espíritu Santo nos inspira a hacer y el mal que el mal espíritu nos inspira a hacer. Es una lucha. Es una lucha de todos nosotros. Si alguno de nosotros dijera: «Pero, yo no siento esto, soy bienaventurado, vivo en paz, no siento….», yo diría: «No eres bienaventurado: estás anestesiado, no entiendes lo que pasa.

Una vida en la calle

En esta lucha diaria, añade, hoy «ganamos» una, mañana habrá «otra» y pasado mañana habrá otra, «hasta el final». El Papa piensa también en los mártires, que «tuvieron que luchar hasta el final para mantener su fe». Y en los santos, como Teresa del Niño Jesús, para quien «la lucha más dura fue el momento final», en su lecho de muerte, porque sentía que «el mal espíritu» quería arrebatársela al Señor. Hay «momentos extraordinarios de lucha» – observa el Papa – pero también «momentos ordinarios, de cada día». Aquí Francisco evoca el Evangelio de Lucas, en el que Jesús dice a las multitudes y al mismo tiempo «a todos nosotros»: «Vosotros sabéis valorar el aspecto de la tierra y del cielo: ¿por qué no podéis valorar este tiempo?

A veces los cristianos estamos ocupados en muchas cosas, incluso en cosas buenas; pero ¿qué pasa dentro de ti? ¿Quién te inspira esto? ¿Cuál es tu tendencia espiritual al respecto? ¿Quién te lleva a hacer esto? Nuestra vida suele ser como una vida de calle: vamos por el camino de la vida… cuando vamos por el camino, sólo miramos las cosas que nos interesan; las otras, no las miramos.

Gracia y pecado

La lucha, explica Francisco, «está siempre entre la gracia y el pecado, entre el Señor que quiere salvarnos y sacarnos de esta tentación y el mal espíritu que siempre nos derriba», para «vencernos». La invitación del Papa es, pues, a preguntarnos si cada uno de nosotros es «una persona de la calle que va y viene sin darse cuenta de lo que está sucediendo» y si nuestras decisiones vienen «del Señor» o son dictadas por nuestro «egoísmo»,  por “el diablo».

Es importante saber qué está pasando dentro de nosotros. Es importante vivir un poco dentro, y no dejar que nuestra alma sea un camino por el que pasan todos. «¿Y esto cómo  se hace padre? Antes de que acabe el día, tómate dos o tres minutos: ¿qué ha pasado hoy que es importante dentro de  mí? Oh, sí, tuve un poco de odio allí y hablado mal allí; hice aquella obra de caridad… ¿Quién te ayudó a hacer estas cosas, tanto las buenas como las malas? Y hacernos estas preguntas, para saber qué está pasando dentro de nosotros. A veces, con esa alma habladora que todos tenemos, sabemos lo que pasa en el barrio, lo que pasa en la casa del barrio, pero no sabemos lo que pasa dentro de nosotros.

 

Fuente: VaticanNews

 

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