¿Cómo se proclama el Evangelio? Partiendo de la mirada positiva que el Nazareno tenía sobre los que se encontraba. Así es como Francisco habló de misión e inculturación en su tercer día en Tailandia.
«Donde muchos sólo veían a un pecador, a un blasfemo, a un recaudador de impuestos, a un malhechor, incluso a un traidor, Jesús pudo ver apóstoles. Y esta es la belleza que su mirada nos invita a anunciar, una mirada que transforma y que saca lo mejor de los demás». Estas palabras, que se hacen carne en el testimonio vivido de tantos cristianos en todas partes del mundo, son la clave para leer la misión propuesta por Francisco en su tercer y último día en Tailandia.
El Papa la ha ofrecido hablando a sacerdotes, religiosos, seminaristas y catequistas en la parroquia de San Pedro de Wat Roman en Tha Kham, un pueblo a unos pocos kilómetros de Bangkok.
Es una mirada, aquella de Jesús, que «rompe todos los determinismos, fatalismos y esquemas». Porque, como dijo el Papa poco después a los obispos tailandeses reunidos en el santuario del Beato Nicolás Boonkerd Kitbamrung, «la misión, antes que de actividades para llevar a cabo o proyectos que poner en marcha, requiere de una mirada y un «olfato» para educar; requiere de una preocupación paterna y materna, porque la oveja se pierde cuando el pastor la da por perdida, nunca antes».
La consecuencia de esta mirada positiva es la inculturación, típica de la misión cristiana y capaz de valorar todo lo que se puede valorar en las culturas y tradiciones de los diferentes pueblos.
«El Señor -dijo el Papa a los religiosos- no nos ha llamado para enviarnos al mundo para imponer obligaciones a las personas, o cargas más pesadas que las que ya tienen, y que son muchas, sino para compartir una alegría, un horizonte hermoso, nuevo y sorprendente. No debemos, pues, «tener miedo de inculturar cada vez más el Evangelio. Debemos buscar nuevas formas de transmitir la Palabra capaz de sacudir y despertar el deseo de conocer al Señor», dejando «que el Evangelio se despoje de vestidos buenos pero provenientes de fuera, para resonar con la música que para ustedes es propia de esta tierra y hacer vibrar el alma de nuestros hermanos con la misma belleza que ha encendido nuestros corazones».
Fuente: Vaticannews