El anciano prelado bávaro estaba en Ratisbona, ciudad en la que vivió y donde hace unos días recibió la última visita de su hermano, Benedicto XVI. Fueron ordenados sacerdotes juntos.
Georg Ratzinger, hermano mayor del Papa emérito, muere a la edad de 96 años. Se encontraba en Ratisbona, la ciudad donde vivió la mayor parte de su larga vida. Con su fallecimiento, Joseph Ratzinger – que el pasado 18 de junio quiso hacer el viaje en avión para volver a ver a su hermano moribundo – pierde al único miembro de la familia que seguía vivo. Al convertirse en sacerdotes el mismo día, los dos hermanos – uno músico y profesor de un famoso coro, el otro teólogo y por lo tanto obispo, cardenal y papa – estuvieron siempre muy unidos.
Nació en Pleiskirchen, Baviera, el 15 de enero de 1924, Georg Ratzinger tocaba el órgano de la iglesia parroquial desde que tenía 11 años. En 1935 entró en el seminario menor de Traunstein, pero en 1942 se alistó en el Reichsarbeitsdienst, y más tarde en la Wehrmacht, con la que también luchó en Italia. Capturado por los aliados en marzo de 1945, permaneció prisionero en Nápoles durante unos meses antes de ser liberado y le permitieron regresar con su familia. En 1947, junto con su hermano Joseph, entró en el seminario del Herzogliches Georgianum en Munich. El 29 de junio de 1951, ambos hermanos, junto con unos cuarenta compañeros más, fueron ordenados sacerdotes en la catedral de Freising por el cardenal Michael von Faulhaber. Después de convertirse en maestro de capilla en Traunstein durante treinta años, de 1964 a 1994, fue director del coro de la catedral de Ratisbona Domspatzen. Ha realizado numerosas giras por todo el mundo haciendo numerosos conciertos y ha dirigido muchas grabaciones para Deutsche Grammophon, Ars Musici y otros importantes sellos discográficos con producciones dedicadas a Bach, Mozart, Mendelssohn y otros compositores.
El 22 de agosto de 2008, agradeciendo al alcalde de Castel Gandolfo que había concedido a Georg la ciudadanía honorífica, Benedicto XVI dijo de su hermano: «Desde el principio de mi vida mi hermano siempre ha sido para mí no sólo un compañero, sino también un guía fiable. Ha sido para mí un punto de orientación y referencia con la claridad y la determinación de sus decisiones. Siempre me mostró el camino a seguir, incluso en situaciones difíciles».
«Mi hermano y yo -dijo Georg Ratzinger hace 11 años durante una entrevista- éramos ambos monaguillos, los dos servíamos en la misa. Pronto nos fue claro, primero para mí y luego para él, que nuestra vida estaría al servicio de la Iglesia». Y había compartido recuerdos de la infancia: «En Tittmoning Joseph había recibido la confirmación del cardenal Michael Faulhaber, el gran arzobispo de Munich. Había quedado impresionado y había dicho que él también quería ser cardenal. Pero, sólo unos días después de ese encuentro, observando al pintor que pintó las paredes de nuestra casa, dijo también que de grande hubiera querido también se pintor…»
Después de recordar los años oscuros de la guerra y la oposición al nazismo del padre de los hermanos Ratzinger, gendarme de profesión, Georg había hablado del amor por la música que los unía: «En nuestra casa todo el mundo amaba la música. Nuestro padre tenía una cítara que tocaba a menudo por la noche. Solíamos cantar juntos. Siempre era un acontecimiento para nosotros. En Marktl on the Inn, además, había una banda de música que me fascinaba mucho. Siempre pensé que la música era una de las cosas más hermosas que Dios creó. También a mi hermano siempre le ha gustado la música: tal vez lo contagié yo».
Georg Ratzinger era un hombre franco y poco acostumbrado a la diplomacia. Por ejemplo, nunca ocultó el hecho de que no se alegró por la elección de su hermano en abril de 2005: «Debo admitir que no me lo esperaba -dijo- y me quedé un poco decepcionado… Debido a sus gravosos compromisos, comprendí que nuestra relación tendría que reajustarse mucho. En cualquier caso, detrás de la decisión humana de los cardenales está la voluntad de Dios, y a esto debemos decir que sí».
En 2011, entrevistado por una revista alemana, Georg Ratzinger dijo: «Si no pudiera más desde el punto de vista de la condición física, mi hermano debería tener el valor de renunciar». Y será uno de los primeros en recibir, con meses de anticipación, la histórica decisión del Pontífice de renunciar al ministerio petrino por razones de edad. «La edad se hace sentir», comentó Georg después del anuncio en febrero de 2013, «Mi hermano desea más paz en la vejez». A pesar de los problemas a las piernas y a la vista, el hermano mayor emérito del Papa continuó viajando de Ratisbona a Roma, permaneciendo en el monasterio Mater Ecclesiae durante varios períodos, haciendo compañía a menudo a Benedicto.
También había aparecido, con algunas entrevistas, en el documental de 29 minutos realizado por el periodista Tassilo Forchheimer para la Bayerischer Rundfunk, estación de radio y televisión pública local del Land de Baviera, emitido en enero de 2020.
Fuente: VaticanNews