Hoy la Iglesia Católica celebra la solemnidad de la Asunción de la Virgen en cuerpo y alma al Cielo. Este dogma de que afirma la elevación del cuerpo de María a la gloria celeste, fue aprobada por el Papa Pío XII con la bula Munificentissimus Deus el 1 de noviembre de 1950.
Al definir el dogma de la Asunción, se proclama, define y declara que la Inmaculada Madre de Dios siempre Virgen María, es asunta al Cielo. Pio XII no quiso usar el término “resurrección” y tomar posición con respecto a la cuestión de la muerte de la Virgen como verdad de fe.
El Munificentissimus Deus señala que “el consentimiento universal del Magisterio ordinario de la Iglesia proporciona un argumento cierto y sólido para probar que la asunción corporal de la santísima Virgen María al cielo (…) es una verdad revelada por Dios y por tanto, debe ser creída firme y fielmente por todos los hijos de la Iglesia» (AAS 42 [1950], 757).
El Obispo Emérito de Roma, Benedicto XVI, en el año 2010 expresó en una homilía que en la Asunción contemplamos a María que “nos abre a la esperanza, a un futuro lleno de alegría y nos enseña el camino para alcanzarlo (…) María, el arca de la alianza que está en el santuario del cielo, nos indica con claridad luminosa que estamos en camino hacia nuestra verdadera Casa, la comunión de alegría y de paz con Dios”.
Ya el beato Juan Pablo II lo explicaba en una de sus catequesis el 2 de julio de 1997 “La Asunción es, por consiguiente, el punto de llegada de la lucha que comprometió el amor generoso de María en la redención de la humanidad y es fruto de su participación única en la victoria de la cruz”.
En la bula de Pio XII, la Asunción nos muestra la unión de María a la obra redentora de Cristo. “Por eso, de la misma manera que la gloriosa resurrección de Cristo fue parte esencial y último trofeo de esta victoria, así la lucha de la bienaventurada Virgen, común con su Hijo, había de concluir con la glorificación de su cuerpo virginal”. (AAS 42 [1950], 768).
La Asunción indica el fin del peregrinar de la Virgen en este mundo, ahora gloriosa en el cielo intercede por nosotros ante su Hijo.
Antes de la definición del dogma, ya existían innumerables imágenes referidas a esta solemnidad y también había varios Templos consagrados a María asunta.
Fuente:Aciprensa