El padre Mario de La Cruz Campusano, de la Pastoral Familiar de la Arquidiócesis de Santo Domingo calificó la preocupación de los grupos pro-abortistas por la mujer de exclusivista y discriminatoria pues se olvida de la criatura que esa mujer lleva en su vientre.
La Pastoral Familiar de la arquidiócesis de Santo Domingo se pronunció contra el intento de algunos congresistas de eliminar la prescripción del Código Civil que penaliza el aborto para convertirlo en una ley específica que contemple su despenalización. En una rueda de prensa convocada, ayer, por la Vicaría Episcopal de Pastoral Familia y Vida, su vicario el padre Mario de La Cruz Campusano expuso detalladamente las razones científicas, biológicas, éticas y morales por las que el aborto es «matar a un ser vivo, aunque sea para restablecer la salud de otro”.
El encuentro contó con la participación de miembros de la Comisión Nacional de Pastoral de la Familia de la Conferencia del Episcopado Dominicano, representantes del Foro de Mujeres por la Vida (FOMUDEVI), de la Campaña de 40 Días por la Vida, representantes de otras instituciones religiosas y sociales, así como de políticos y especialistas. La discusión se centró en la propuesta presentada, el martes, por la Cámara de Diputados para que el Congreso Nacional elimine del nuevo Código Penal, el tema del aborto y que sea tratado en una ley especial que contemple el aborto bajo tres causales: cuando la vida o la salud de la mujer se encuentra en peligro, cuando el feto es incompatible con la vida extrauterina y cuando el embarazo es producto de una violación.
El padre de La Cruz abrió su intervención reconociendo la preocupación legítima de algunas personas por la vida, la salud y la integridad de la mujer embarazada, sin embargo, afirmó que se trata de “una preocupación exclusivista y discriminatoria, ya que se están olvidando de la criatura que esa mujer lleva en su vientre, que es un ser personal, individual, perteneciente a la especie humana, como la madre, el padre, ustedes y yo”. Una aclaratoria que dio pie a una amplia explicación sobre la formación del embrión, su naturaleza genética y la demostración de su carácter humano e individual que comienza con la fecundación.
“Hemos de expresar firmemente que, desde el momento de la fecundación del óvulo por el espermatozoide, se inicia una nueva vida que no es la del padre ni la de la madre, sino la de un nuevo ser humano que se desarrolla por su propia cuenta, aunque, obviamente, con la ayuda de la madre, como todos necesitamos ayuda de otros. Nunca llegará a ser humano si no lo hubiera sido ya desde entonces. Por lo que ha de ser tratado con respeto, pues el ser humano es digno desde su primera célula vital”.
El vicario de Familia y Vida insistió en que “un cigoto, embrión, feto, niño o niña, o en cualquier etapa que se encuentre el ser humano, ha de contar con el mismo respeto y consideración” y que en un embarazo con problemas ambas vidas, la de la madre y la de la criatura que lleva en su vientre deben ser cuidadas y protegidas sin “intenciones asesinas”. En este sentido, recordó que la ética médica impone el juramento hipocrático que es el compromiso de un médico para peservar la vida de todos sus pacientes, incluyendo la de los más indefensos.
“Sería una farsa por parte de los médicos, que ellos enuncien este juramento al terminar su carrera, y que luego lo incumplan haciendo abortar a una mujer o contribuyendo para que se llevara a efecto tal maniobra. Por tal motivo, afirmamos que el aborto procurado siempre será un mal y que un profesional de la salud siempre se ha de preocupar por la vida y la salud de todos sus pacientes, y nunca buscar el mal o la muerte para ninguno”. – afirmó de la Cruz
Concretamente, el sacerdote dominicano se refirió a las tres excepciones a la penalización del aborto con las que se pretende elaborar la ley. En cuanto al aborto terapéutico afirmó que no existe como tal, pues no es una terapia. “No se puede hablar de terapia – agregó – cuando se trata de matar a un ser vivo, aunque sea para restablecer la salud de otro”. Sobre las causal de aborto cuando la madre ha sido víctima de violación o incesto, recordó lo dicho por la Conferencia del Episcopado Dominicano (CED) al afirmar que hay que imponer un castigo al violador, nunca a la madre que es la víctima, ni tampoco a la criatura que es otra víctima, y mucho más indefensa inclusive que la madre. Sobre el aborto por malformaciones incompatibles con la vida o aborto eugenésico, el vicario reiteró que proceder al aborto en cualquier circunstancia, es “aplicar la pena de muerte a una criatura, aunque sea por ‘defender’ a su madre”.
Por último, el vicario de Familia y Vida de la arquidiócesis de Santo Domingo pidió reconsiderar las recientes observaciones de las Cámaras legislativas a la reforma del Código Penal en el cual se mantiene la penalización del aborto. “Hemos de señalar que un país progresa solo si hay progreso moral, por lo que les advertimos que cuando se legisla o se practica una ley o estratagema fuera de la moralidad, puede esto acarrear serios problemas para nuestra sociedad”, concluyó.
Fuente: VaticanNews