¿Puede un cristiano criticar a la Iglesia en público? 

Son justificadas las críticas que se hagan desde el amor hacia la Iglesia, y si éstas persiguen la intención de ayudar a su transformación. 
 
Santa Catalina de Siena, san Francisco de Asís, san Bernardo de Claraval o los papas Benedicto XVI y Francisco lo han hecho. Cuanto más se identifica uno con la Iglesia y más se sigue a Jesús incondicionalmente, con más tino puede uno recordar el Evangelio a la Iglesia y a sus ministros. 
 
El que critica a obispos o sacerdotes, debe tener siempre en cuenta la llamada de Jesús: «Quien a vosotros escucha, a mí me escucha» (Lc 10,16). Y al mismo tiempo, vale aquí aquello de: «¡Ay de los pastores que dispersan y dejan que se pierdan las ovejas de mi rebaño!» (Jer 23,1). 
 
El católico creyente que apoya los fundamentos esenciales de la Iglesia puede discutir, a pesar de todo, también sobre posturas individuales. 
 
Los argumentos constructivos son bien recibidos si se fundan en la objetividad y si concuerdan con los valores y principios fundamentales de la doctrina católica. 
 
La Iglesia se mantiene viva gracias a las personas que luchan por ella desde su más profunda simpatía y con todas sus capacidades y posiciones.
 
 
 
 
 
Enseñanzas catequéticas
Por el Revdo. P. Victoriano De la Cruz
Instituto Catequístico Fray Ramón Pané
 

 

 

 

 

 

 

 

 

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