Muy buenos días mi familia.
“MEDITANDO LA PALABRA”
(Hb 13,1-8)
“Jesucristo es el mismo ayer y hoy y siempre”.
Hermanos: Conservad el amor fraterno y no olvidéis la hospitalidad; por ella algunos recibieron sin saberlo la visita de unos ángeles. Acordaos de los que están presos, como si estuvierais presos con ellos; de los que son maltratados, como si estuvierais en su carne. Que todos respeten el matrimonio, el lecho nupcial que nadie lo mancille, porque a los libertinos y adúlteros Dios los juzgará. Vivid sin ansía de dinero, contentándoos con lo que tengáis, pues él mismo dijo: «Nunca te dejaré ni te abandonaré»; así tendremos valor para decir: «El Señor es mi auxilio: nada temo; ¿qué podrá hacerme el hombre?» Acordaos de vuestros dirigentes, que os anunciaron la palabra de Dios; fijaos en el desenlace de su vida e imitad su fe. Jesucristo es el mismo ayer y hoy y siempre.
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Meditemos hoy la primera lectura.
El autor sagrado nos propone unas orientaciones muy interesantes para aplicarlas a nuestras vidas:
– No olviden la hospitalidad.
– Acuérdense de los que están presos, de los que son maltratados.
– Respétenles el matrimonio.
– Vivan sin ansia de dinero.
– Acuérdense de sus dirigentes.
– “Acordaos de vuestros dirigentes, que os anunciaron la palabra de Dios; fijaos en el desenlace de su vida e imitad su fe. Jesucristo es el mismo ayer y hoy y siempre”.
Jesucristo, Dios no cambia.
Bendiciones.
+ Mons. Francisco Ozoria A.