Con Motivo de celebrarse hoy 5 de abril el Día Nacional del Periodista en República Dominicana, fue celebrada una Misa en acción de gracias por todos los periodistas dominicanos, en especial por todos aquellos fallecidos por el COVID 19 y otras enfermedades. La Eucaristía fue presidida por Mons. Raúl Berzosa, Obispo Emérito de Ciudad Rodrigo, España. En la Parroquia Nuestra Señora de la Paz, ubicada en el Centro de los Héroes, Santo Domingo.
La fecha conmemora el nacimiento del periódico El Telégrafo Constitucional de Santo Domingo, primer periódico dominicano que circuló en el año 1821.
Compartimos el Texto íntegro de la Homilía:
ALGUNAS CLAVES PARA LA HOMILIA EN EL DIA NACIONAL DEL PERIODISTA EN REPUBLICA DOMINICANA (5-4-2021)
Querido padre y hermano pasionista, querido diácono, queridos ministros; muy distinguidos Doña Mercedes Castillo, Presidenta del Colegio Dominicano de Periodistas, y distinguido equipo de responsables, Distinguido, Sr. Adalberto, que nos visita desde New York; distinguidos todos los profesionales del periodismo en todas sus vertientes.
Comienzo expresando mi sincero agradecimiento a Mons. Francisco Ozoria que me invitó a presidir este acto; a los padres pasionistas que rigen este templo; y a ustedes, profesionales de la comunicación, con quien me siento identificado, ya que un servidor es también periodista titulado y he trabajado durante años en este oficio.
¿Por qué estamos aquí, en este día, y celebrando este acto?… Según se me ha informado, se ha elegido precisamente el día 5 de abril, como Día nacional del Periodista en Republica Dominicana, porque en dicha fecha, del año 1821, salió a la luz el periódico “El telégrafo Constitucional”, el primero en ser publicado en lo que hoy entendemos por territorio nacional dominicano.
Entre los principios de aquel rotativo, y que tradicionalmente se han venido asignado al periodismo, era el del respeto a la verdad y el rigor en la búsqueda de la noticia, para que la comunicación fuese fidedigna y verificable. Con una metodología: conseguir información relevante en el menor tiempo posible. Aquel decano, y ya dos veces centenario periódico dominicano, un 5 de abril de 1821, entraba a formar parte del llamado cuarto poder social de las sociedades modernas, junto al poder político, al legislativo, y al económico.
Han cambiado mucho las formas y los contenidos periodísticos. De la galaxia Gutenberg hemos pasado al planeta internet. De llamarse medios de comunicación social a prevalecer su aspecto de redes sociales. Estamos, como lo está la sociedad en su conjunto, en un cambio de época. ¿Qué caracteriza el nuevo hacer periodístico?… Insinúo algunas de sus claves en forma de decálogo:
1.- Hoy se prima el transmitir emociones efímeras, y no tanto contenidos de fondo. Estamos en la era del consumidor tecno-líquido que lee menos de cien caracteres.
2.- En esta época de la postverdad, somos deudores y estamos hipotecados por lo “informacional”, es decir, por el número de seguidores… Con el agravante del dudoso criterio “me gusta/no me gusta”.
3.- Desde lo informacional, corremos el peligro de constituimos en familias, grupos o tribus de micropoder, donde cada cual alimenta sus propias redes, elige sus favoritos, y selecciona, resta, y suma sus micromundos.
4.- Las redes alimentan el Big-Data, o gran hermano, que, al controlar, en tiempo real, el gusto y las preferencias de los destinatarios, produce y distribuye muchas veces, en el mundo de la comunicación, tan sólo lo “políticamente correcto” de la cultura hegemónica con pretensiones de ser la única.
5.- La flexibilidad, la inmediatez, y el presentismo del periodismo de redes y de chats, favorecen la narración de historias breves y que no dejan apenas huella, y de historias visuales más que escritas.
6.- La ley que se impone es el “compartir” por el “compartir”. No importa tanto lo que se comparte, los contenidos, como el ritual mismo de compartir, en una vorágine que resta tiempo al tiempo e impide un necesario juicio sereno y equilibrado.
7.- A veces los periodistas nos estamos reconvertiendo en una especie de “hackers”, siempre desvelando lo encubierto o traspasando lo que se cree inaccesible y prohibido.
8.- El macropoder de las nuevas tecnologías mediáticas está cada vez más controlado y concentrado en pocas manos y en lobbys económicos e ideológicos. Siempre ha sido muy difícil y arriesgado ser periodista comunicador; hoy, lo es aún más. Nadamos entre dos aguas o estamos cruzando dos fuegos constantemente: el de los ciudadanos a quienes servimos y el de los propietarios de los grandes medios.
9.- Se ha perdido lo diacrónico, es decir, el relato; con frecuencia, nos limitamos a elaborar mensajes errantes sin ofrecer narraciones vivas; expresamos instantes fugaces y no tradiciones vivas y con raíces.
10.- Somos, en resumen, en esta sociedad de “arenas movedizas” como profesionales errantes o nómadas de las redes; trabajando más bien con lo efímero, y atrincherados en nuestras fuentes a veces muy cuestionables y cuestionadas.
A pesar de todo, aquí estamos. Sirviendo a una sociedad que nos necesita para ser sociedad libre, abierta, plural y democrática. Aquí estamos como profesionales que saben y desean unir la información veraz con la ética. Aquí estamos arriesgando nuestras vidas y a las de nuestros seres queridos. Por eso es tan injusto como lamentable que se nos puede calificar a todos bajo un solo parámetro negativo, sin diferenciar a los verdaderos y genuinos profesionales de los que son falsos, corruptos, y manipuladores comunicadores, sin titulación y sin ética.
¿Qué me atrevería a proponer en este día, como comunicador cristiano y profesional de la información, para seguir caminando en un periodismo creíble y de verdadero servicio social?… -Una especie de brújula:
- NORTE: Que no perdamos al verdadero hombre y mujer, ni la verdadera sociedad y mundo real.
- SUR: Que nuestra relación con los destinatarios sea física y no sólo virtual.
- ESTE: Que sirvamos, en libertad y con profesionalidad, a la belleza del relato frente a lo “kitsch” o antiestético, frente a lo “camp” o frívolo, y frente a lo “horrible o esotérico y marginal”.
- OESTE: Que recuperemos el misterio de la persona, y el secreto profundo de los pueblos y culturas y, con ello, la apertura a lo transcendente para no quedarnos apresados en lo expresado lapidariamente por Ellyot: la sabiduría se pierde por la mucha especialización; y la especialización por la mucha información.
Concluyo con el número 3, signo de perfección. Regalo tres frases de tres autores que no pasarán de moda. Son advertencias y mapa de ruta o cartas de navegación para los profesionales de la información:
1.- La primera, de Dovtoievsky: “Sólo la belleza, la verdad y la bondad, salvarán el mundo”.
2.- La segunda, de M. Gandhi: “El hombre se destruye por la política sin principios, por las riquezas sin esfuerzo, por la inteligencia sin sabiduría, por los negocios sin oral, por la ciencia sin información, por la religión sin fe, por el amor sin perdón, y por la información al servicio del poder o del dinero”.
3.- Y, la tercera, de Jesucristo: “Conocerán la verdad, y la verdad les hará libres” (Jn 8, 32).
Me alegra también que el lema del Colegio Dominicano de Periodistas sea “Libertad con ética y solidaridad”. El que todas las frases pasen del papel a la realidad, puede ser el mejor servicio a este mismo pueblo dominicano que, entre luces y sombras, dudas y certezas, logros y fracasos, camina con esperanza y con ganas de labrar su furto en este nuevo siglo. Se lo pedimos a Nuestra Señora de la Paz, Patrona de este templo, y a los santos patronos periodistas, como la Virgen de la Anunciación, San Francisco de Sales, o el padre Maximiliano Kolbe.
+ Cecilio Raúl Berzosa Martínez, Obispo misionero.