La Conferencia Episcopal de Haití deplora en una nota el asesinato del presidente Jovenel Moïse, en el ataque ocurrido en la noche del 6 al 7 de julio, a manos de un comando extranjero, en el que resultó gravemente herida también la primera dama. Alta la tensión en el país.
Un asesinato «inadmisible y repugnante»: así define la Conferencia Episcopal de Haití (CEH), en una nota, el asesinato del presidente Jovenel Moïse, asesinado por un comando de hombres armados que irrumpió en su domicilio la noche del 6 al 7 de julio. En el atentado también fue gravemente herida la esposa del Jefe de Estado, Martine Moïse. Hasta el momento han sido detenidas dos personas, calificadas por la policía como «mercenarios», mientras que otros cuatro hombres implicados en el asesinato fueron abatidos.
“La CEH deplora y condena este inadmisible y repugnante asesinato, y presenta sus sinceras condolencias a los padres y amigos de la pareja presidencial. Que el alma del fallecido descanse en paz y que la Primera Dama recupere rápidamente su salud.”
«Este triste acontecimiento», se lee en la nota, «marca un lamentable punto de inflexión en nuestra historia como pueblo, lamentablemente dictado por la elección deliberada de la violencia, hecha desde hace tiempo, por muchos sectores de la población como método de supervivencia y resolución de conflictos”.
“La violencia sólo puede engendrar violencia y conduce al odio” – reiteran los obispos haitianos. “Nunca ayudará a nuestro país a salir de este estancamiento político que sólo puede resolverse mediante el diálogo, el consenso, el espíritu de compromiso por el interés superior de la nación, por el bien común del país”.
De ahí el sentido llamamiento de la CEH a todos «los hijos e hijas de Haití» para «superar el orgullo personal y los intereses partidistas» para «buscar juntos, en torno a una mesa, una solución haitiana, largamente esperada por el pueblo y dictada por el amor a Haití y a nuestros valores como pueblo».
«¡Depongan las armas! ¡Elijan la vida! – es el grito lanzado por la CEH – ¡Elijan la convivencia fraternal en interés de todos y en interés de Haití!». La nota, que se abre con el Quinto Mandamiento, «No matarás», concluye con una oración al Señor para que, con la intercesión de la Virgen María, Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, Patrona del país, «libere a Haití de las ataduras del odio y del mal».
Tras el devastador terremoto de 2010 que dejó 250.000 muertos y 300.000 heridos, la nación ha visto aumentar la pobreza y la violencia, perpetradas por bandas armadas, los llamados «escuadrones de la muerte», que siembran el terror por doquier y llevan a cabo secuestros y raptos con fines de extorsión, en un contexto de casi total impunidad.
Sólo en abril, en Croix-des-Bouquets, cerca de la capital Puerto Príncipe, fueron secuestrados 5 sacerdotes, 2 religiosas y 3 laicos. En el plano político, la presidencia de Moïse, en el poder desde 2017, ha estado marcada por una falta crónica de parlamento y por constantes decretos. También es muy debatido el referéndum constitucional, previsto para el 26 de septiembre, para acentuar los poderes del Jefe del Estado, así como las elecciones legislativas, fijadas para enero de 2020 y sujetas a continuos aplazamientos. Todo esto desencadenó la pandemia de Covid-19, que ha causado más de 19.000 contagios y más de 460 muertes.