La presidencia del CELAM y los Centros pastorales del continente se reunieron en México. Al finalizar el encuentro, encomendaron a la Virgen de Guadalupe el proceso de renovación y reestructuración del CELAM y la primera Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, prevista para noviembre próximo.
El encuentro entre el CELAM y los Centros Pastorales tuvo lugar, tanto de forma presencial como virtual, del 14 al 16 de julio en Ciudad de México, en la sede de la Conferencia Episcopal Nacional (CEM). El encuentro, la oración, el discernimiento, la evaluación y las perspectivas fueron los puntos principales del evento que, en la tarde del 15 de julio, vio la peregrinación de los participantes a la Basílica de la ciudad dedicada a la «Virgen Morena», Patrona de América Latina que, en diciembre de 1531, se le apareció al joven indio Juan Diego.
Pedir la intercesión de la Virgen de Guadalupe
«La visita a Nuestra Señora de Guadalupe es un momento especial por dos razones: en primer lugar, porque poder participar en la vida de fe del pueblo mexicano que confía sus necesidades a la Virgen es una profunda experiencia personal. En segundo lugar, poder volver «nuestra mirada a Ella» significa pedir su intercesión por todo el trabajo que el CELAM está realizando «por el bien de la Iglesia en América Latina y el Caribe, para que sus múltiples proyectos se concreten y acompañen cada vez más a nuestros pueblos». «Como le dijo entonces a Juan Diego -añadió el cardenal-, también hoy la Virgen de Guadalupe nos sigue diciendo que no tengamos miedo, a pesar de que los retos, las necesidades y los sufrimientos son grandes.
Confiar en la Palabra de Dios
No debemos desanimarnos», señaló el cardenal Scherer, «sino que debemos confiar en la Palabra de Dios y con la presencia constante y la intercesión de María podemos seguir llevando a cabo la misión de la Iglesia que Jesús nos ha confiado en este continente», seguros de que «dará buenos frutos». El padre David Jasso, vicesecretario general del CELAM, se hizo eco de él, calificando el resultado de la reunión como «muy positivo», ya que «no hay renovación y reestructuración sin discernimiento y el hecho de que el CELAM se tomara este tiempo para discernir ante Dios y la Patrona de América Latina fue muy valioso».
Antes de dirigirse a la Basílica Mariana, donde también se reunieron con algunos miembros de la Nunciatura Apostólica en México, encabezados por el Nuncio, Monseñor Franco Coppola, los participantes en el encuentro visitaron la sede de la CEM, donde fueron recibidos por Monseñor Alfonso Miranda Guardiola, secretario general de los obispos. El evento se cerró con una Santa Misa presidida por Monseñor Juan Carlos Cárdenas, Obispo de Pasto, Colombia, y coordinador del Centro de Comunicación, quien instó a todos a «no perder de vista el principio de subsidiariedad» que siempre ha caracterizado al CELAM, para que «nadie se quede atrás».
Una estructura sinodal
Cabe recordar que el proceso de renovación y reestructuración del CELAM fue aprobado por la 37ª Asamblea General del organismo, celebrada en Tegucigalpa, Honduras, en mayo de 2019, y se puso en marcha tras la Asamblea de septiembre de 2020. El objetivo del programa es reestructurar el organismo dotándolo de una organización más ligera, flexible y eficaz en sus respuestas, sobre todo pastorales, para que esté siempre preparado para afrontar los retos que la Iglesia encuentra en el continente latinoamericano. Este objetivo se basa en «un proceso en construcción, articulado y sinodal» que apunta a «la colegialidad, la conversión integral, la visión inclusiva», el fortalecimiento de la cooperación con las instituciones y la integración de las diferentes instancias eclesiales. De este modo, se construirá una verdadera «red de redes».
La primera Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe se celebrará del 21 al 28 de noviembre en Ciudad de México con el tema «Todos somos discípulos misioneros en salida». El evento fue presentado oficialmente en enero y, para la ocasión, el Papa Francisco envió un videomensaje en el que deseaba que la Asamblea «no sea una élite separada del santo pueblo fiel de Dios», sino un momento de compartir con ellos, porque «la Iglesia se da en la fracción del pan, la Iglesia se da con todos, sin exclusión».
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