Inicio Noticias Arquidiocesanas Mons. Benito Ángeles a los sacerdotes: El tiempo que vivimos nos pide no solo detectar el cambio, sino acogerlo con la consciencia de que nos encontramos ante un cambio de época.

Mons. Benito Ángeles a los sacerdotes: El tiempo que vivimos nos pide no solo detectar el cambio, sino acogerlo con la consciencia de que nos encontramos ante un cambio de época.

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Mons. Benito Ángeles a los sacerdotes: El tiempo que vivimos nos pide no solo detectar el cambio, sino acogerlo con la consciencia de que nos encontramos ante un cambio de época.

Santo Domingo, D.N.- Mons. Ramón Benito Ángeles Fernández Obispo Auxiliar de Santo Domingo, Rector Magnífico de la Universidad Católica Santo Domingo y Vicario Episcopal Territorial de Santo Domingo Este, tuvo a su cargo la homilía en la Misa Crismal de la Arquidiócesis de Santo Domingo; deferido por Mons. Francisco Ozoria Acosta, Arzobispo de Santo Domingo.

Indicó a los sacerdotes que les compartía una “pequeña cosecha” para que sea cual sea el momento que estuvieran viviendo puedan vivir la paz y la fecundidad que el Espíritu quiere regalar, destacando que no se trataba de teorías, sino de lo él ha vivido.

 El obispo hizo hincapié en que el tiempo que se vive actualmente les pide a los sacerdotes no solo detectar el cambio, sino acogerlo con la consciencia de que se encuentran ante un cambio de época. Resaltando que el cambio siempre presenta diferentes modos de afrontarlo.

“Son dos tipos de huidas, son las actitudes del asalariado que ve venir al lobo y huye: huye hacia el pasado o huye hacia el futuro.” Indicaba Benito sobre todo dijo que le gustaba esa actitud que puede permitirse remar mar adentro sin miedo. Jesús nos invita, una vez más, a “remar mar adentro” (cf. Lc 5,4) con la confianza de que Él es el Señor de la historia y que, de su mano, podremos discernir el horizonte a transitar.

Habló sobre la crisis vocacional, que se ha debido frecuentemente a la ausencia en las comunidades de un fervor apostólico contagioso, por lo que no inspiran entusiasmo y atracción. Donde hay vida, fervor, deseo de llevar a Cristo a los demás, surgen vocaciones genuinas.

La vida de un sacerdote es ante todo la historia de salvación de un bautizado. Aclarando que no se debe nunca olvidar que toda vocación específica, incluida la del Orden sagrado, es cumplimiento del Bautismo; y que la primera llamada del sacerdote es a la santidad.

Concluyó compartiendo las actitudes que dan solidez a la persona del sacerdote, las cuatro columnas constitutivas, cuatro columnas constitutivas de la vida sacerdotal y que llamó las “cuatro cercanías”, estas son:

  1. Cercanía a Dios:

Un sacerdote es invitado ante todo a cultivar esta cercanía, la llaman intimidad con Dios, La relación con Dios es, el injerto que nos mantiene dentro de un vínculo fecundo. Sin una relación significativa con el Señor nuestro ministerio está destinado a ser estéril.

  1. Cercanía al Obispo

La obediencia no es un atributo disciplinar sino la característica más profunda de los vínculos que nos unen en comunión. Obedecer, en este caso al Obispo, significa aprender a escuchar y recordar que nadie puede pretender ser el poseedor de la voluntad de Dios, y que ésta solo puede entenderse a través del discernimiento. La obediencia, es escuchar la voluntad de Dios, que se discierne precisamente en un vínculo.

  1. Cercanía entre los sacerdotes

la fraternidad como la obediencia no puede ser una imposición moral externa a nosotros. La fraternidad es escoger deliberadamente, ser santos con los demás y no en soledad, santos con los demás.

Un proverbio africano dice: “Si quieres ir rápido tienes que ir solo, mientras que si quieres ir lejos tienes que ir con otros”.

 

  1. Cercanía al pueblo

La misión es una pasión por Jesús pero, al mismo tiempo, una pasión por su pueblo. Jesús quiere servirse de los sacerdotes para llegar más cerca al Pueblo de Dios. La identidad sacerdotal no se puede entender sin la pertenencia al Pueblo de Dios.

Estoy convencido que, para comprender de nuevo la identidad del sacerdocio, hoy es importante vivir en estrecha relación con la vida real de la gente. Fueron las palabras del obispo.

Las cercanías del Señor no son una carga más sino son un regalo que Él hace para mantener viva y fecunda la vocación. cercanía, que es compasiva y tierna, cercanía con Dios, con el Obispo, con los hermanos presbiterios y con el pueblo que le fue confiado. Cercanía con el estilo de Dios que es cercano con compasión y ternura.

PARA VER HOMILÍA COMPLETA ⬇️

Homilía de S.E.R. Mons. Benito Ángeles en la Misa Crismal Catedral Primada de América

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