La Cuaresma es una invitación no solo a convertirnos, sino también de acercarnos a nuestros hermanos.

Queridos hermanos y hermanas,
Con esta celebración del Miércoles de Ceniza, iniciamos un tiempo de gracia, un período de acercamiento a Dios y de conversión para prepararnos para la Pascua, la gran fiesta de la liberación.

El llamado a la conversión Durante estos días, la Iglesia nos invita constantemente a convertirnos, a volver a Dios, a nuestros principios y a sus mandamientos. Este llamado a la conversión nos lo recuerda hoy el profeta Joel. Estamos llamados a transformar nuestra vida y a reencontrarnos con el amor de Dios.

 

Una Cuaresma en el marco del Año Jubilar
Este año, vivimos la Cuaresma en un contexto especial: el Año Santo 2025, cuyo lema es “Peregrinos de la esperanza”. El Papa Francisco nos motiva a vivir este tiempo de preparación en la perspectiva del Jubileo, fortaleciendo el mensaje de la esperanza.

En su mensaje para esta Cuaresma, el Santo Padre nos presenta tres elementos fundamentales para vivir este tiempo de gracia:
1. Caminar
2. Juntos
3. En esperanza

Caminar: un llamado a la liberación
El Papa nos recuerda que la vida cristiana es un caminar constante, como el pueblo de Israel en el Éxodo, que salió de Egipto en busca de la tierra prometida. También nosotros estamos llamados a salir de nuestras esclavitudes modernas: el egoísmo, la indiferencia, la injusticia y el pecado. Debemos caminar hacia la liberación, dejando atrás todo aquello que nos aleja de Dios y de los hermanos.

Caminar juntos: el llamado a la comunidad
Vivimos en una sociedad marcada por el individualismo, donde cada persona quiere hacer su vida a su manera. Incluso en nuestras comunidades cristianas, a veces hay una tendencia a la autosuficiencia.
Sin embargo, la Iglesia no es un camino individualista, sino una comunidad que avanza unida. El Sínodo sobre la sinodalidad nos ha recordado que somos el Pueblo de Dios, llamados a caminar juntos, apoyándonos mutuamente en la fe.

Caminar con esperanza: la certeza del triunfo
El que camina hacia una meta definida lo hace con esperanza y optimismo. Nuestra meta es el triunfo de la Pascua, el triunfo de Cristo en su resurrección.
Así como Jesús venció la muerte y el pecado, también nosotros, caminando con esperanza, alcanzaremos la vida plena en Dios. La esperanza no defrauda y nos sostiene en el camino de la conversión.

Los pilares espirituales de la Cuaresma
El Evangelio de hoy nos recuerda los tres grandes pilares de la espiritualidad cuaresmal:
1. Oración: Fortalece nuestra relación con Dios y nos ayuda a discernir su voluntad.
2. Ayuno: Nos enseña el dominio propio y nos libera de lo innecesario.
3. Limosna: Nos invita a compartir lo que tenemos y lo que somos con los más necesitados.

Estos tres elementos no solo deben vivirse en Cuaresma, sino en toda nuestra vida cristiana. En este tiempo de gracia, estamos llamados a intensificarlos, a fortalecer nuestra oración, nuestro espíritu de sacrificio y nuestra generosidad con los demás.

Un llamado a la conversión y al compartir
La Cuaresma es una invitación no solo a convertirnos, sino también a compartir. No se trata solo de volver a Dios, sino también de acercarnos a nuestros hermanos.
Que este tiempo de reflexión nos ayude a acercarnos más al Señor, a caminar juntos con esperanza y a vivir la Pascua con un corazón renovado.

¡Ave María Purísima!

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