Muy queridos hermanos y hermanas aquí presentes en la catedral y todos aquellos que están en sus hogares y que siguen esta celebración del Domingo de Ramos en la Pasión del Señor. Así es que se llama esta celebración de hoy, Domingo de Ramos en la Pasión del Señor. Domingo de Ramos porque comenzamos con la bendición de los ramos y la escenificación de la entrada triunfal de Jesús en la ciudad santa. Entrada triunfal: Jesús es aclamado como rey entrando a Jerusalén. Es la primera parte de esta celebración.
En la Pasión del Señor, hemos escuchado la lectura de la Pasión del Señor. Cada año escuchamos la lectura de la Pasión del Señor según los evangelistas sinópticos, cada ciclo uno de los evangelistas. Hoy hemos escuchado la lectura de la Pasión del Señor según San Lucas. Esa Pasión del Señor es algo fundamental para nosotros, para nuestra vida, para nuestra fe. La Pasión del Señor es un concepto que nosotros debemos considerar profundamente, y en esta Semana Santa debemos reflexionar aún más sobre lo que es la Pasión.
Sería la palabra clave de nuestra meditación en esta Semana Santa: Pasión, la Pasión del Señor. Lo vamos a oír a partir de hoy. Toda esta semana estaremos meditando sobre la Pasión del Señor. El Viernes Santo celebraremos la Pasión del Señor, los sufrimientos del Señor y la muerte de Cristo.
Ahí tenemos algo fundamental para la vida de un cristiano, algo fundamental para nuestra fe como creyentes en Jesucristo: la Pasión del Señor. Pero esa Pasión no se queda ahí, sino que va ligada a la Redención. La Pasión es el camino para la Redención. El Dios Padre le pide a Jesús ese padecimiento, le pide la muerte en la cruz, pero lo hace para la Redención, para redimir al mundo, para redimir la humanidad. La Pasión es el camino de la Redención, el camino hacia el triunfo, el camino hacia la Resurrección.
Por eso, queridos hermanos, cuando celebramos la Pasión y la muerte de Cristo, tenemos que pensar necesariamente en el triunfo, en la Resurrección. En esta semana, vamos a vivir esa realidad. Vamos a meditar lo que es la Pasión, la muerte y la Resurrección.
El Misterio Pascual: Jesucristo padece, cumple la voluntad del Padre y, al hacerlo, llega a la Resurrección, al triunfo. Nosotros también estamos llamados a identificarnos con Cristo: identificarnos con Cristo que padece, identificarnos con Cristo que muere, identificarnos con Cristo glorioso, con Cristo que triunfa sobre el poder de la muerte.
Esta es la realidad, el misterio de la vida cristiana, el misterio que celebramos: la Pasión, muerte y Resurrección. Damos gracias a Dios por el Misterio Pascual que celebramos en nuestra vida.
En nuestra existencia enfrentamos muchos sacrificios, padecimientos, pasiones. Recientemente hemos vivido un fuerte duelo, una muerte, un sufrimiento que no podemos dejar de mencionar. Eso es Pasión, padecimiento, muerte. Pero esa muerte no puede quedarse ahí. Debemos descubrir el gozo, la alegría, el triunfo de esa muerte, porque Dios no se deja ganar en generosidad.
Cuando hay algo malo en nuestra vida, cuando hay un padecimiento, cuando vivimos una Pasión, Dios tiene algo preparado para nosotros. Debemos confiar en Dios.
Así como muchos seres humanos en el mundo sufren, así como muchos padecen hambre, enfrentan la muerte, la delincuencia, y tantas miserias, nosotros esperamos en Dios.
Por eso reclamamos la atención al Año Santo que el Papa Francisco ha convocado. Estamos viviendo el Jubileo de la Esperanza ante tantas Pasiones, padecimientos y heridas.
Somos peregrinos de esperanza. Jesús nuestro Señor resucitó de entre los muertos y nos ha prometido la Resurrección. Él nos cumplirá esa promesa.
Nosotros somos creyentes, peregrinos de esperanza. Ante los males que nos aquejan, esperamos en el Señor. Vivimos este Año Jubilar como peregrinos de esperanza.
Aunque la Pasión y la muerte nos amenacen, nosotros esperamos la Resurrección del Señor, el triunfo del Señor.
No hay cruz sin Redención.
A propósito de esta Pasión que hemos vivido en esta semana pasada, queremos unirnos al pueblo dominicano en este dolor, en esta Pasión.
Como saben, el Santo Padre ha enviado un mensaje y ha estado atento a esta situación. Incluso ha habido una llamada telefónica de su delegado, quien se expresó con solidaridad desde el Vaticano, en nombre del Papa.
La Iglesia confía en que de la Pasión viene la Redención, el triunfo. Y nosotros, como creyentes, debemos esperar eso.
Somos peregrinos de esperanza.
Estamos solicitando al presidente Luis Abinader que declare de utilidad pública ese lugar y que ahí se construya un lugar de oración, una capilla, un oratorio. Un sitio donde el pueblo dominicano y los familiares de los caídos puedan acudir a orar, a expresarse y a encontrar una esperanza.
Por eso, les pedimos que oren por esta intención. A todo el pueblo dominicano, estamos solicitando que ese lugar sea declarado de utilidad pública y que se construya un espacio de oración para la familia y para todos los que quieran acudir en recuerdo y en fe.
Pero siempre con esperanza, con la esperanza que viene de Dios.
Ave María Purísima, sin pecado concebida.