Subsecretario del Sínodo: El Papa León XIV no gobierna desde su despacho, sale al encuentro

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El subsecretario de la Secretaría General del Sínodo, el agustino español Mons. Luis Marín de San Martín, es uno de los hombres que ha estado cerca del Papa León XIV. En 2008 se mudó a Roma porque el entonces prior general de los agustinos le pidió que se ocupase del archivo de la Orden. 17 años de amistad que le permiten hacer un claro pronóstico de lo que será su pontificado.

“No es una persona que gobierna desde su despacho, sale al encuentro”, asegura en declaraciones a ACI Prensa. Señala también que el Papa León XIV es hijo del Concilio Vaticano II: “Asume su desarrollo teológico, sobre todo, la eclesiología de la constitución Lumen Gentium, que es un punto de referencia sinodal, aunque no aparezca el término”.

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 El entonces Cardenal Robert Prevost —hoy Papa León XIV— participó de forma activa en todas las fases del Sínodo sobre la Sinodalidad, el gran proyecto sembrado por el Papa Francisco hace tres años para hacer de la Iglesia un espacio más coherente y participativo y menos clerical. Es más, Mons. Marín le pidió que impartiera un curso sobre sinodalidad al clero de su diócesis de Chiclayo. Se trata de una cuestión que el Papa “lleva muy dentro” ya que “la espiritualidad agustiniana es muy sinodal” y también “nuestro estilo y estructuras”, destaca.

Mons. Marin con el cardenal Prevost hoy Papa León XIV. Crédito: cedida por Mons. Luis Marin.
Mons. Marin con el cardenal Prevost hoy Papa León XIV. Crédito: cedida por Mons. Luis Marin.

“El carisma agustiniano fomenta mucho la comunión, la vida fraterna. Es nuestro rasgo más característico. Los agustinos somos además una orden mendicante que no tiene una estructura tan piramidal como las monásticas, sino mucho más horizontal. Nos gobierna el prior, un primus inter pares. Y nuestro capítulo es muy participativo: en él las decisiones se toman entre todos los frailes”, señala.

Y agrega: “Estamos al servicio de lo que la Iglesia nos pida; nos abrimos a todo tipo de apostolado. Siempre en primera línea para evangelizar. Por tanto, somos una Iglesia sinodal: comunión, participación, misión”.

La clave de la sinodalidad, insiste, no es ideológica o política, sino teológica y eclesial: “El Papa León XIV es sinodal porque la Iglesia es sinodal. Para darnos cuenta basta conocer la Sagrada Escritura, la patrología, la historia de la Iglesia, el derecho canónico… Es la vida de la Iglesia, que se hace experiencia y testimonio”.

En 1985, Prevost fue enviado a Perú para trabajar en la misión de Chulucanas. Tras un breve regreso a Chicago en 1987, volvió a Perú en 1988, concretamente a Trujillo, donde prestó servicio como docente y formador. Estando allí fue elegido prior provincial de la Provincia agustiniana de Chicago en 1998 y, en 2001, prior general de la Orden de San Agustín, cargo que ejerció hasta 2013.

“La Iglesia le ha exigido cambios de vida muy fuertes, pero siempre ha confiado en lo que Dios pedía de él en cada momento. Con total disponibilidad al Señor y mucho amor a la Iglesia”, señala.

En octubre de 2013, Prevost regresó a Chicago para servir de nuevo como maestro de los profesos y vicario provincial, funciones que desarrolló hasta el 3 de noviembre de 2014, cuando el Papa Francisco lo nombró administrador apostólico de la diócesis peruana de Chiclayo, haciéndolo obispo y asignándole la diócesis titular de Sufar, hasta que fue nombrado obispo de Chiclayo un año después.

 Al Papa León XIV le encanta conducir

Mons. Marín le visitó en Chiclayo y juntos recorrieron la ciudad costera en coche: “A Prevost le encanta conducir y pude comprobar el cariño que tenía la gente al padre Roberto monseñor, como le llamaban.”.

Lo describe ante todo como “una persona sencilla, genuina, auténtica, algo reservada, pero que valora mucho la fraternidad” y destaca su gran “sensibilidad por la justicia social, por los más pobres, los más necesitados y los oprimidos”.

“Tiene un gran equilibrio interior. Es un hombre profundo, sereno, preciso, reflexivo y de mucha oración. No es dado a improvisar”, resume Mons. Marin, que también destaca su capacidad para trabajar en equipo. 

“Ejercerá un liderazgo mundial y su voz será muy tenida en cuenta”, agrega.

Los doce años en los que fue el prior general de los agustinos, entre 2001 y 2013 —la Orden está presente en 47 países—, le dieron una visión de la Iglesia universal que también evidenciaron sus capacidades. “En esos años visitó todas las comunidades de la Orden, algunas varias veces, y asumió la diversidad cultural. Tiene una visión panorámica de la Iglesia Universal, la conoce bien”, explica.

Continuidad con Francisco 

En enero del 2023, el Papa Francisco lo puso al frente del Dicasterio de los Obispos, uno de los departamentos más importantes de la Curia Romana, del que sale el futuro liderazgo de la Iglesia. “Tenía su plena confianza. Se conocían desde que Prevost era prior general y Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires”, relata tras recordar un episodio fundamental en su relación.

“El Papa Francisco acababa de ser elegido y Prevost, que terminaba como prior general, le pidió sin muchas esperanzas que presidiera la Misa de apertura del capítulo general de los agustinos en la basílica de San Agustín de Roma. Y aceptó. Fue histórico. Nunca un Papa había presidido la Eucaristía de inicio del capítulo general de la Orden de San Agustín”, reseña. 

En todo caso, deja claro que el Papa León XIV no va a ser un “clon de Francisco”, aunque “habrá continuidad en muchas de las orientaciones”. 

El nuevo Papa es, ante todo, un hombre de profunda vida interior. Posee una sólida espiritualidad, forjada gracias a la oración, que se plasma también en el apostolado y en su manera de entender el liderazgo eclesial. “La comunión con Cristo nos lleva a que no solo los sacerdotes se sientan responsables de la Iglesia, sino todos los cristianos. Cada uno con una vocación diferente, pero todos corresponsables y en interconexión para anunciar a Cristo resucitado y dar testimonio de él en el mundo de hoy”, explica Mons. Marin.

 

Un Papa profundamente agustino

Para Marín, la elección de este agustino como sucesor de Pedro tiene un valor inmenso: “Es una bendición de Dios. Un regalo extraordinario no solo para la Orden, sino para la Iglesia universal. Conforme vayan conociendo al Papa León XIV, verán qué regalo nos ha hecho el Señor, conocerán sus cualidades. Es la persona justa para el tiempo justo”.

Según Mons. Marín, la espiritualidad de la Orden a la que pertenece quien ahora se sienta en la cátedra de Pedro se fundamenta en cuatro pilares: vida comunitaria, vida interior, inserción en el mundo y disponibilidad a las necesidades de la Iglesia. “La Iglesia es como una familia, la familia de Dios que, en el amor, integra unidad y variedad. Creo que resulta crucial robustecer la comunión”, remarca tras alertar contra el activismo vacío.

 “Además, si no se cultiva la vida interior, vendemos humo. Vendemos vacío. Tenemos que dar testimonio de Cristo, comunicarlo al mundo. Y solo se puede dar testimonio de Cristo si se lo conoce desde la experiencia. Porque Cristo resucitado es una persona viva”. Concluye recordando que las primeras palabras del Papa León XIV en su saludo al Pueblo de Dios fueron las de Cristo Resucitado: “La paz esté con vosotros”.





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