El Obispo de Cuernavaca y presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Mons. Ramón Castro Castro, aseguró que “esa paz del corazón que todos deseamos no se puede obtener nunca total y establemente sin Dios”.
“Ojo, nunca la podemos alcanzar totalmente sin Dios. No la podemos alcanzar fuera de Él”, reiteró el prelado, en la homilía de la Misa que presidió este 25 de mayo en la Catedral de Cuernavaca.
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El prelado recordó al inicio de su homilía la multitudinaria Caminata por la Paz, convocada el sábado 24 de mayo, y que reunió a alrededor de 17.000 personas en Cuernavaca.
“Quisiera comenzar agradeciendo a todas las personas que hicieron eco a la invitación. Fueron miles, por gracia de Dios. Fue un ambiente de fiesta, un ambiente familiar, un ambiente donde había niños, familias, ancianos, enfermos”, destacó Mons. Castro Castro.
“Me preguntaba alguien: ¿de verdad vale la pena hacer esto? Claro que sí, porque en primer lugar está poniendo en evidencia que no nos cruzamos de brazos ante la violencia que estamos viviendo, que cada vez en lugar de disminuir, crece”, dijo.
Durante los 11 años que se han realizado estas caminatas, destacó, “se ha manifestado siempre con toda claridad que somos mayoría los que creemos en la paz, que es minoría la que causa la violencia, pero que no nos vamos a cansar de seguir manifestando año tras año, mientras Dios nos de vida, la necesidad que tenemos de proclamar que todos somos constructores de paz”.
Reflexionando sobre el Evangelio de este domingo, tomado del Evangelio de San Juan, el prelado mexicano señaló que cuando Jesús se estaba despidiendo de sus discípulos les dice: “mi paz les dejo, mi paz les doy”.
“Ah, pero no como la da el mundo”, precisa Mons. Castro Castro. “Hay un mensaje extraordinario aquí para cada uno de nosotros también. ¿De qué paz está hablando Jesús? No es de la paz externa que consiste en la ausencia de guerras y conflictos entre personas y naciones, no. Aquí habla de otra paz, de la paz interior del corazón, de la paz con la persona misma, de la paz con Dios”.
El Obispo de Cuernavaca subrayó a continuación que “esta es la paz fundamental sin la cual no existe ninguna otra paz”.
“La paz no indica por lo tanto sólo lo que Dios da, sino también lo que Dios es”, remarcó.
A continuación, dijo que “Jesús da a entender qué es lo que se opone a la paz, el ansia, la turbación, el miedo. Por eso dice ‘que no se turbe su corazón’”.
“Con todo esto el Evangelio no está prometiendo una panacea para los males, de ninguna manera”, precisó el prelado mexicano, pues “seguimos expuestos a las amenazas, a los peligros, a las enfermedades, a las dificultades”.
Sin embargo, señaló, Cristo “nos está indicando el remedio. Ojo, nos está indicando el remedio: tengan fe en Dios, dice, tengan fe también en mí. Ahí está el remedio. El remedio es la confianza en Dios. Ahí está la paz de la que hoy se está hablando”.