En su primer discurso como Obispo de Roma, el Papa agradeció al alcalde y a las autoridades civiles y militares su cálida acogida, y subrayó su compromiso con la ciudad, destacando la importancia de trabajar juntos por el bien común y la dignidad humana. “Para ustedes y con ustedes, soy romano”, afirmó con emoción.
Patricia Ynestroza-Vatican News
El Papa León XIV, antes de la celebración eucarística de la toma de posesión de la Basílica de San Juan, recibió un homenaje de parte del alcalde de Roma, Roberto Gualtieri. El Pontífice se dirigió a las cuatro a la cita, y al llegar, a la Plaza del Ara Coeli, fue recibido al pie de la escalinata del Campidolgio por el alcalde.
Tras las palabras del “primer ciudadano de Roma”, el Santo Padre pronunció un discurso cargado de cercanía y sentido de responsabilidad. Agradeció al alcalde de la ciudad y a toda la administración por su bienvenida, reconociendo la colaboración entre Iglesia y autoridades civiles en la construcción de una sociedad más justa y fraterna.
El bien común de todos los ciudadanos
“El ministerio de pastor es una responsabilidad grave pero apasionante”, expresó el Pontífice, señalando que su prioridad será la fe del pueblo de Dios y el bien común de todos los ciudadanos. Recordó que desde hace dos mil años, la Iglesia ha estado al servicio de Roma mediante el anuncio del Evangelio y la caridad, destacando su labor en la educación, el cuidado de los más vulnerables y la promoción de las artes.
El Papa hizo un llamado a que Roma no solo brille por su patrimonio histórico y artístico, sino también por sus valores humanos y su civilización inspirada en el Evangelio. Con motivo del Jubileo, agradeció el esfuerzo de las instituciones por acoger a los peregrinos y pidió que este tiempo sagrado refuerce el espíritu de solidaridad.
Concluyó su intervención impartiendo la Bendición Apostólica sobre la ciudad y todos sus habitantes, renovando su compromiso como pastor y ciudadano: “Para ustedes y con ustedes, soy romano”.