Ni la lluvia ni el frío impidieron que miles de personas participen de las celebraciones de la Virgen del Cisne en Cuenca, Ecuador, del 19 al 25 de mayo; festejos que se realizan cada dos años cuando la imagen mariana llega desde su santuario en Loja, donde surgió la advocación a finales del siglo XVI.

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Según señala una nota de Radio Católica Cuenca enviada a ACI Prensa, la “Churonita del Cisne”, como también se conoce cariñosamente a la imagen, llegó a esa ciudad ecuatoriana el lunes 19, en concreto al Parque de la República, desde donde fue trasladada a la Catedral Metropolitana de la Inmaculada Concepción.

La Virgen fue recibida esa noche por unas siete mil almas, con una lluvia de pétalos de flores lanzados desde la cúpula de la catedral y fuegos artificiales. Antes de su llegada la pastoral juvenil rezó con los fieles presentes el Santo Rosario.
En el recibimiento estuvieron además el Nuncio Apostólico en Ecuador, Mons. Andrés Carrascosa, el Arzobispo de Cuenca, Mons. Marcos Pérez, y su obispo auxiliar, Mons. Fernando Ortega.

“Las flores que ofrendaron los fieles inundaron el altar de la Virgen en la catedral. Los siete días de visita de la imagen de la Virgen María, transcurrieron en medio de masivas demostraciones de cariño y devoción”, señala la nota de Radio Católica Cuenca.
Desde el martes 20 hasta el viernes 23 de mayo, cada día se celebraron siete misas y cada día la Virgen del Cisne era vestida con un atuendo distinto, como marca la tradición. El encargado de su traslado y del cambio de vestiduras fue el P. Sócrates Chinchay, Rector del Santuario del Cisne.

Gracias a la Virgen del Cisne
Cada noche en los exteriores de la catedral se desarrolló un evento cultural a cargo de los priostes o mayordomos, quienes se encargaron de presentar diversos números a cargo de coros, mariachis y bandas, entre otros.
“Estamos contentísimos como fieles católicos que somos. Hemos venido a expresarle nuestro amor a la Virgen María”, comentó sobre las celebraciones Rosa Pacheco, una de las asistentes.

María Guamán contó por su parte que le llevó flores a la Churonita “en agradecimiento a la Virgen por la salud y el trabajo con que ha bendecido a mi familia. A la Virgen le agradezco que intervino en el matrimonio de una hija que estaba a punto de destruirse”.
De otro lado, Angelita Vélez, de Loja, dijo entre lágrimas que “la Virgen permitió que mi hija que tenía problemas reumáticos se cure. Incluso lo que parecía imposible, hoy es realidad, ya que mi hija ha podido ser madre”.

La Virgen, madrina de la renovación de votos matrimoniales
El sábado 24 de mayo por la mañana, y en presencia de la Virgen del Cisne, se realizó una multitudinaria Misa en el Parque de Miraflores, con unos ocho mil fieles presentes, un día en el que se celebró la fiesta de la Iglesia en Cuenca, el Jubileo de las Familias y la renovación de los votos matrimoniales de una gran cantidad de esposos.

Gladys Morocho y Francisco Quezada, por ejemplo, llegaron desde la localidad de El Oro, y con más de cincuenta años juntos, renovaron sus promesas.
La Misa fue presidida por el Arzobispo de Cuenca, quien también encabezó una gran procesión con la imagen mariana.

Fuegos artificiales para la Madre de Dios
La noche del sábado 24, en el Parque Calderón donde está la catedral, los comerciantes de los mercados y plazas ofrecieron fuegos artificiales y danzas folclóricas a cargo de la agrupación Mushuc Sisa.

Patricio Peña, dirigente de una de las asociaciones del mercado El Arenal destacó que “nunca vamos a dejar la devoción a la Virgen. El que menos tiene, da más para homenajear a la virgen. El cariño y devoción es abundante”.

Misa de despedida de la Virgen del Cisne
El domingo 25 de mayo se celebró una Misa de despedida, en la que participaron unos cinco mil fieles que colmaron el Parque Calderón y las calles contiguas. Ese día la Virgen del Cisne lució un vestido blanco con detalles rosados y dorados.

Mons. Marcos Pérez, Arzobispo de Cuenca, destacó en su homilía que “hemos llegado de manera espontánea. La Virgen María en esta preciosa advocación del Cisne, ha venido para recordarnos lo que Jesús nos enseñó”.
“Decimos que es la gran catequista del pueblo, a ella todos le entendemos, porque ella tiene el lenguaje de la madre buena. Ha venido a visitarnos para recordarnos que somos hijos de Dios”, resaltó el prelado.

La Virgen del Cisne “ha venido a trabajar en el corazón de cada azuayo [Cuenca está en la provincia de Azuay], y nos hemos sentido atraídos por su amor y enseñanza. Nos recuerda que como ella, nosotros también hemos sido llamados y enviados a Evangelizar”, concluyó.