Diez años después de la publicación de la encíclica sobre el cuidado de la Casa Común, el continente africano está demostrando que pone en práctica las recomendaciones del documento de Francisco. Desde el maxi dique en el Congo, hasta la energía eólica en Senegal, Ghana y Kenia, muchos países avanzan hacia una revolución energética total
Federico Piana – Ciudad del Vaticano
África es uno de los continentes donde la encíclica Laudato si’ sobre el cuidado de la Casa Común no se ha quedado en un documento de bellas palabras proféticas y programáticas, sino que está encontrando una aplicación plena y concreta. Toda una sorpresa si se tiene en cuenta que muchos países que luchan por revoluciones energéticas, cambios de paradigma medioambiental e innovaciones agrícolas sostenibles y ecológicas se ven aquejados por una pobreza económica que habría dejado todo menos sus recursos invertidos para alcanzar un horizonte que muchas naciones más desarrolladas han descartado como necesidades menos acuciantes.
Movimientos juveniles
Un éxito que también depende de que en muchas sociedades africanas se hayan formado grupos de jóvenes, no sólo vinculados a la Iglesia. que llevan las reivindicaciones que Laudato si’ señala al mundo a las entrañas de la política y la cultura locales. Escuchando las palabras de Isaac Kodjo Atchikiti, un joven de Togo experto en financiación climática en la prestigiosa escuela de finanzas y gestión de Frankfurt y doctorando en economía, uno se queda sin palabras porque se da cuenta de que estos movimientos juveniles “ponen en práctica la defensa de la Creación, no sólo hablan de ella. Por ejemplo, se movilizan para limpiar los ríos. Y lo hacen participando en masa”.
Respeto por la tierra
A esta pequeña pero significativa actitud que está ayudando a construir una cultura generalizada de respeto por la propia tierra hay que añadir lo que Atchikiti define como un macrocomportamiento en plena sintonía con el espíritu de la encíclica: “Es el compromiso del Banco Africano de Desarrollo, que financia proyectos medioambientales de ONG y asociaciones de la sociedad civil, con el objetivo sobre todo de apoyar ideas que surjan de mujeres y jóvenes. En este sentido, puedo referirme a un concurso que premia la creación de empleos sostenibles, innovadores y respetuosos con el cambio climático”.
La Revolución Verde
Pero esto no es el final de la historia. También existe la Alianza para una Revolución Verde en África, una organización bien estructurada que pretende mejorar los sistemas agroalimentarios adaptándolos a las complejas modificaciones de la naturaleza para que los pequeños agricultores puedan ser más resistentes. “En la República Democrática del Congo – añade Atchikiti, poniendo otros ejemplos concretos – se está construyendo la presa más grande y potente del mundo, mientras que en Senegal, Ghana y Kenia se están llevando a cabo proyectos de energía eólica y biogás. Además, en muchos pueblos sin electricidad de distintos países, algunas ONG han puesto en marcha iniciativas para instalar sistemas de energía solar con el fin de hacerlos independientes”. La defensa de la Casa Común que promueve Laudato si’ no es un concepto ajeno a las culturas locales africanas. De hecho, el joven togolés explica “que en ellas ya existe una preocupación ancestral por la tierra: pensemos en las creencias animistas en las que se tiene muy en cuenta a la tierra. Luego, sin embargo, llegaron la colonización y el desarrollo que distorsionaron estas culturas. Ahora, después de todo, la encíclica nos insta a volver a nuestros orígenes para defender el medio ambiente y encontrar de nuevo la armonía con la naturaleza”.