Unos 93.000 fieles han venerado el cuerpo de Santa Teresa de Jesús que ha estado expuesto de forma pública por tercera vez en cuatro siglos desde el pasado 11 de mayo hasta este domingo 25 en Alba de Tormes (España).
Este lunes 26 de mayo sus restos han sido depositados de nuevo en la urna de plata que está en el centro del retablo de la Basílica de la Anunciación, en la ciudad castellana en la que falleció la reformadora del carmelo.
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Ocho frailes carmelitas descalzos, procedentes de diferentes conventos, han portado la urna, precedidos por las 10 llaves que son necesarias para su apertura y con el acompañamiento de la banda municipal de música.
Esta ocasión histórica, que ha sido aprovechada por personas de diferentes nacionalidades, tiene su origen en la autorización del reconocimiento canónico del cuerpo, autorizado por el Papa Francisco, y que tuvo una primera fase en agosto de 2024.
El pasado mes de febrero el cuerpo fue trasladado a una urna provisional, hasta su traslado a la que ha contenido el cuerpo de la santa durante la exposición pública, que sólo tuvo lugar con anterioridad en 1760, durante siete horas, y en 1914, durante un día.
La Orden de los Carmelitas Descalzos explicó desde un inicio que la intención que ha motivado esta ocasión extraordinaria ha sido “de acercamiento a Jesucristo y a la Iglesia por parte de los peregrinos, de evangelización para todos los visitantes y de un mayor conocimiento de Santa Teresa de Jesús”.
El reconocimiento canónico de la santa además ha permitido realizar una reconstrucción de su rostro basado en un estudio antropomórfico y forense, testimonios históricos y descripciones de la época.
El equipo científico que ha estudiado el cuerpo de Santa Teresa de Jesús explica en un informe que este se encuentra en un “estado de conservación extraordinario”, pese al paso de los años. Por otro lado, han detallado que la religiosa podría haber padecido osteoporosis, artrosis bilateral de rodilla y una afección ósea por debajo de ambos talones asociada a dolor.