Tras huir de su país siendo muy joven, Faburama llegó a Italia con nada más que sus sueños y una valiosa habilidad artesanal. Hoy, como sastre de renombre a nivel italiano e internacional, ha puesto en marcha un proyecto para llevar desarrollo y conocimientos técnicos a los jóvenes gambianos.
Luca Attanasio – Ciudad del Vaticano
Gambia es el país más pequeño del continente africano. Se adentra desde el océano Atlántico hasta el corazón de Senegal y tiene una población de 2,7 millones de habitantes. Es un país rico en belleza y humanidad, bendecido por una naturaleza exuberante y una costa atlántica impresionante. Pero también es uno de los lugares más empobrecidos de la tierra, estrangulado por una deuda equivalente al 32,3 % de su renta nacional, con uno de los índices de desarrollo humano más bajos (ocupa el puesto 174 de 193 países) y una alta tasa de pobreza (más del 53 %). Detrás de esta difícil historia hay siglos de esclavitud y colonialismo, además de veinte años de dictadura de Yahya Jammeh (1997-2017). De aquí huyen muchos jóvenes que se aventuran en dramáticos viajes hacia Europa, en busca de un futuro mejor. Uno de ellos era Faburama Ceesay.
De Gambia a Messina con un sueño
«Me fui a los 16 años sin siquiera avisar a mis padres, que no me lo habrían permitido —explica—. Hice un viaje terrible, sufrí torturas y arriesgué mi vida en los tramos de Mali, Burkina Faso, Níger y Libia». Llegó a Messina un año y mucha desesperación después. Tenía una situación familiar muy problemática y, siendo poco más que un niño, se hizo cargo de ella, pero se marchó llevando consigo, además de determinación y ganas de mantener a sus seres queridos, también un sueño. «Mi madre me enviaba desde niño —continúa— a la tienda de un sastre cerca de nuestra casa, que era de Senegal y tenía un estilo único, capaz de unir muchas culturas. Me fascinaban los tejidos que transformaba, el susurro de las telas y los colores, y empecé a cortar y coser cuando aún no tenía ni ocho años». Ahora Faburama tiene treinta años. Vive con su esposa Marica y sus dos hijos en la provincia de Messina, y desde hace cinco años dirige Kanö sartoria sociale, una start-up de moda con una tienda en Barcellona Pozzo di Gotto (Messina), que confecciona prendas originales utilizando telas wax o ciup (típicas de Gambia), pero también cáñamo, bambú, algodón y lino. Además de prendas que combinan a la perfección las tradiciones estilísticas de África y Europa, Kanö produce accesorios, artículos para el hogar, artículos de papelería, juegos para niños y recuerdos de boda.
Una start-up para el desarrollo
Ahora Kanö, afiliada a la Red de Sastrerías Sociales Italianas, exporta a toda Italia y al extranjero. El pequeño taller de moda, artesanía y arte se erige además como centro de formación e inclusión para jóvenes italianos y migrantes. Pero el éxito alcanzado no ha hecho que Faburama olvide sus orígenes. «¿Cuántos chicos como yo —explica el sastre— tienen sueños que nunca podrán realizar o se ven obligados a emprender viajes peligrosos arriesgando sus vidas? No me olvido de mi país y quiero contribuir a su desarrollo. Sobre todo, me gustaría evitar que tantos chicos se vean obligados a arriesgar sus vidas para labrarse un futuro». Junto con su esposa, ha creado Kanö Gambia Taylor, un proyecto de formación para jóvenes sastres en Gambia «para que tengan una oportunidad de redimirse en su país, la misma que yo tuve aquí en Italia».
Un proyecto en Gambia para formar a los jóvenes
Kanö Gambia Taylor tiene como objetivo crear una escuela para jóvenes sastres y dotarlos de herramientas y metodologías para el crecimiento profesional, personal y colectivo en el tejido artístico-cultural de Gambia. En el terreno adquirido por la pareja en el pueblo de Sanyang, en la zona occidental del pequeño país, muy cerca de la costa, se construirá la escuela y, junto a ella, instalaciones hoteleras para fomentar el turismo sostenible. Kanö Gambia Taylor incluirá una guardería para los hijos de los sastres en formación. Se trata de un proyecto fascinante, caracterizado por una especie de migración de retorno que devuelve a África lo aprendido en Europa y por el deseo de apoyar el crecimiento de su país de origen. La campaña de crowdfunding lanzada por la sastrería siculo-gambiana está involucrando a mucha gente. «Sigo a Kanö sartoria sociale desde siempre —explica el padre Andrea Cardile, médico y fundador de la asociación Walking Togheter—, fui uno de los primeros clientes y participo activamente en las iniciativas que proponen. Es una de las realidades más bonitas y comunicativas de Messina, que expresa familia, esperanza, inclusión y Kanö, que en mandinga significa amor».