La modernidad del pensamiento de Ratzinger: No nos encerremos en un gueto

by Admin Master
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Fue presentado en la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Milán el nuevo volumen de la Opera Omnia de Joseph Ratzinger – Benedicto XVI. Diálogo con el cardenal Kurt Koch sobre algunas ideas del texto, que recoge numerosas entrevistas inéditas del futuro Papa y muestra lo fuera de lugar que resulta la reducción esquemática del pensamiento de Ratzinger al cliché de “conservador”.

Vatican News

“Con Dios, las cosas grandes siempre empiezan pequeñas, incluso para la transformación de la fe en la sociedad actual es importante no preocuparse de los números, sino de la salvación”. Lo afirmó el cardenal Kurt Koch, Prefecto del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, durante la presentación del XIII volumen de la Opera Omnia de Joseph Ratzinger – Benedicto XVI, en diálogo con su tiempo, que tuvo lugar en Milán, en la Universidad Católica del Sagrado Corazón, la tarde del miércoles 28 de mayo. Después de la introducción de Don Pierluigi Banna, profesor de Teología en la universidad, y del saludo de Lorenzo Fazzini, responsable de la Libreria Editrice Vaticana, tuvo lugar un diálogo entre Andrea Tornielli, director editorial de los medios vaticanos, y el cardenal Koch, moderado por Piero Luca Azzaro, traductor y director de la Opera Omnia y también profesor de la Católica.

El texto nos devuelve una vez más la profundidad, complejidad y modernidad del pensamiento de Ratzinger, que no puede reducirse ni encerrarse en los esquemas de una determinada narrativa “conservadora”. En la primera parte de la conversación, se abordó la sinodalidad, siempre a partir de citas de Ratzinger, quien en 1969 reconoció que en la Iglesia «el modelo de la monarquía, de las monarquías absolutas, seguía vigente, y es natural que la reflexión sobre este punto solo comience lentamente. Es necesario que se produzca una transformación gradual en la forma de vida, en la conciencia, en la actitud y en la práctica». En otra ocasión el futuro Papa consideró “necesario incrementar los mecanismos de consulta y encuentro” deseando “formas de discusión menos centralizadas y menos espectaculares”, buscando “modelos más amplios de participación del episcopado mundial, capaces de garantizar a su vez la conexión entre las diferentes realidades regionales”.

“Benedicto XVI siempre ha sido muy partidario de la sinodalidad”, recordó Koch, “en su sentido original de “caminar con”: Iglesia y sínodo son sinónimos, explicó san Juan Crisóstomo”. Pero, añadió el cardenal, la sinodalidad “no es una alternativa a la jerarquía: la Iglesia católica es jerárquica y sinodal al mismo tiempo”. Koch también citó a este respecto a Cipriano de Cartago, quien explicó que cuando se trata de decisiones, “nada debe hacerse sin un obispo, nada sin el consejo de los presbíteros, nada sin el consentimiento de los creyentes”.


Un momento de la presentación de la Opera Omnia de Joseph Ratzinger   (foto di Marta Carenzi, Università Cattolica del Sacro Cuore.)

Otros pasajes significativos revelan también la oposición de Ratzinger a una confrontación con el mundo que conduzca a un retroceso o a un retorno al pasado, pensando que la solución es volver a la disciplina más férrea y a la “práctica del antimodernismo”. De hecho, tanto como teólogo como cardenal y luego como Papa, Ratzinger siempre ha sostenido la necesidad del diálogo y del debate con aquellos que no creen, también para evitar el riesgo de transformar la fe en ideología, oscureciendo el hecho de que la fe sigue siendo un camino y, por tanto, es capaz de compartir el sufrimiento de quienes dudan y se interrogan.

En su primer gran libro, Introducción al cristianismo —explicó el cardenal—, Ratzinger decía que el creyente lleva dentro un no creyente y viceversa. Por eso el diálogo es fundamental. La base de este problema es que Dios es un misterio y, por lo tanto, si alguien tiene la impresión de haberlo comprendido, puede estar seguro de que lo que ha comprendido no es Dios. Koch insistió en la importancia del diálogo entre la fe y la razón, subrayando que “la fe confirmada en la reflexión está siempre abierta al diálogo, mientras que la ideología está cerrada en sí misma”.

Se citaron luego páginas en las que Ratzinger habla de la Iglesia del futuro en las sociedades secularizadas, deseando que sea más libre y más pobre, mirando así con buenos ojos el hecho de que ya no pueda contar con el colateralismo, con el apoyo del poder o con grandes estructuras. Koch recordó que Benedicto XVI dijo en Friburgo que la Iglesia recibió ayuda desde fuera para desmundanizarse cuando perdió privilegios y poder. El postulado de la desmundanización —añadió— no consiste en distanciar a la Iglesia del mundo, sino en asegurar que el testimonio se perciba de forma creíble. Benedicto XVI ha sido testigo de una Iglesia liberada de cargas y privilegios políticos, que así puede dedicarse mejor al testimonio y al servicio, y vivir con mayor facilidad la llamada al servicio de Dios y del prójimo.

Finalmente, el cardenal citó lo que Ratzinger llamó el carisma de las minorías actuales, es decir, «el método de Dios para el camino de la evangelización, que se reconoce en la parábola de la semilla de mostaza: la más pequeña de todas las semillas que, al crecer, se convierte en la planta más grande. Con Dios, las grandes cosas siempre empiezan desde lo pequeño, y para la transformación de la fe en la sociedad actual, es importante no preocuparse por los números, sino por la salvación. Este es el desafío para una renovación de la Iglesia, especialmente a partir de los santos y su testimonio».

La conclusión de los trabajos estuvo a cargo de Don Elia Carrai, profesor de Teología Fundamental en la Facultad Teológica de Italia Central, quien observó cómo de los amplios diálogos de Ratzinger con los periodistas emerge la realidad de la verdad cristiana que “se revela en la historia y, por tanto, en la experiencia y por esto se convierte en objeto de verificación por parte del hombre”. Las personas que viven su fe «demuestran que es posible una vida verdaderamente humana» y así «el mensaje cristiano se hace comprensible para el hombre de nuestro tiempo».



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