En la víspera, durante la vigilia de oración en la basílica de San Juan de Letrán, compartirán sus historias de vocación y el impacto de la Escritura y la oración en su decisión de seguir el llamado de Dios.
Isabella De Carvalho – Ciudad del Vaticano
El 31 de mayo, once diáconos serán ordenados sacerdotes por el Papa León XIV en la Basílica de San Pedro. Entre ellos se encuentran figuras como Simone Troilo, de 32 años, quien tras un camino lleno de dudas y decisiones, se dispondrá a recibir la ordenación. En la noche anterior, el 29 de mayo, los diáconos se reunirán en la Basílica de San Juan de Letrán para una vigilia de oración, compartiendo sus testimonios vocacionales y preparándose para este importante paso.
Un camino desde la ingeniería hasta la vocación sacerdotal
Simone, originario de una familia del Camino Neocatecumenal, comenzó su viaje vocacional tras darse cuenta de que su vida profesional en la ingeniería no le ofrecía la paz interior que buscaba. “Hasta los 20 años pensaba que iba a casarme, tener hijos, formar una familia”, cuenta. Sin embargo, una lectura profunda de la carta de San Pablo a los Colosenses le ayudó a abrir su corazón a la voluntad de Dios. Esta apertura se concretó en su decisión de ingresar al seminario en 2016. Ahora, nueve años después, se prepara para ser ordenado por el Papa León XIV.
La influencia de la Escritura y las experiencias de fe
Cada uno de los futuros sacerdotes tiene una historia única, pero todos coinciden en la importancia de la Escritura y la oración en su discernimiento. Matteo Renzi, por ejemplo, recuerda cómo una lectura de la vocación de Jeremías y el diálogo entre Jesús y Pedro marcaron su camino. Para él, el seminario fue el lugar donde descubrió su verdadera vocación.
Francesco Melone, por su parte, destaca la oración y la dedicación a los jóvenes como fuentes de inspiración, mientras que Gabriele Di Menno Di Bucchianico relata cómo la Jornada Mundial de la Juventud en Cracovia lo llevó a dejar la ingeniería para seguir a Dios.
Vocaciones tardías, pero profundas
Otros candidatos, como Enrico Maria Trusiani y Andrea Alessi, llegaron al seminario en una etapa más avanzada de la vida, tras dejar carreras y trabajos establecidos. Enrico, que dejó un puesto como administrador, explica cómo, a pesar de tenerlo todo, sentía una profunda inquietud en su corazón. “No amaba como Dios me había pensado”, reflexiona. Para Andrea, un ex oficial militar, la llamada llegó durante un período de voluntariado con personas con discapacidades, lo que consolidó su decisión de seguir el camino del sacerdocio.
La preparación en el seminario y el encuentro con el Papa León XIV
Simone y sus compañeros de seminario están llenos de gratitud hacia Dios por este llamado a servirle. Para Simone, el hecho de ser ordenado por el Santo Padre es una gran bendición, especialmente después de que la ceremonia se retrasara debido al luto por la muerte de Papa Francisco. “Nos sentimos muy felices de que el Papa nos haya elegido”, asegura.
En el camino hacia la ordenación, la constante de estos futuros sacerdotes es la fe en la fidelidad de Dios, que siempre cumple sus promesas, como ellos mismos experimentan en su vocación.