En el Regina Caeli que concluyó la Misa por el Jubileo de las Familias, el Papa León XIV volvió a pedir la paz y agradeció a las “pequeñas iglesias domésticas en las que el Evangelio es acogido y transmitido”. Recordó también la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, exhortando a los medios a cuidar la “calidad ética de los mensajes”, y mencionó a las religiosas beatificadas ayer en Polonia, mártires en 1945.
Sebastián Sansón Ferrari – Ciudad del Vaticano
Tras la celebración de la Santa Misa conclusiva del Jubileo de las Familias, los Niños, los Abuelos y los Ancianos, el domingo 1 de junio de 2025 en la Plaza de San Pedro, el Papa León XIV dirigió un saludo especial a los participantes de este encuentro jubilar, llegados desde 131 países.
“Estoy contento de acoger a tantos niños, que reavivan nuestra esperanza”, manifestó con alegría el Pontífice. También dedicó palabras a las familias, a las que definió como “pequeñas iglesias domésticas, en las que el Evangelio es acogido y transmitido”.
Citando la carta Gratissimam sane de San Juan Pablo II, recordó que “la familia tiene su origen en el amor con que el Creador abraza al mundo creado”, y deseó que “la fe, la esperanza y la caridad crezcan siempre en nuestras familias”.
En esta misma línea, el Papa expresó su gratitud a los abuelos y ancianos, “modelo genuino de fe e inspiración para las generaciones jóvenes”. Y concluyó con una cálida exclamación: “¡Gracias por venir!”.
Dirigiéndose luego a los fieles congregados en la plaza, extendió su saludo a todos los peregrinos presentes, con un recuerdo particular para los provenientes de la diócesis de Mondovì, en la región de Piamonte.
Amar no obstante el terror
El Papa puntualizó que en Italia y en varios países se celebra hoy la solemnidad de la Ascensión del Señor, “una fiesta muy hermosa, que nos hace mirar hacia el objetivo de nuestro viaje terrenal”, dijo.
En este contexto, mencionó la beatificación celebrada el sábado 31 de mayo de 2025 en Braniewo, Polonia, de Cristófora Klomfass y otras catorce religiosas de la Congregación de Santa Catalina Virgen y Mártir, asesinadas en 1945 por soldados del Ejército Rojo en los territorios de la actual Polonia. “A pesar del clima de odio y terror contra la fe católica, siguieron sirviendo a los enfermos y huérfanos”, aseguró el Papa.
“A la intercesión de las nuevas beatas mártires encomendamos a las religiosas que en todo el mundo gastan su vida generosamente por el Reino de Dios”, expresó.
La comunicación al servicio de la familia
Al final de su alocución, el Santo Padre recordó la celebración de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales: “Agradezco a los profesionales de los medios que, cuidando la calidad ética de los mensajes, ayudan a las familias en su tarea educativa”.
Bendición para las familias y súplica por la paz
El Obispo de Roma concluyó encomendando a la Virgen María todas las familias del mundo, en particular aquellas que atraviesan momentos difíciles. “Pienso especialmente en aquellas que sufren a causa de la guerra en Oriente Medio, en Ucrania y en otras partes del mundo. Que la Madre de Dios nos ayude a caminar juntos por el sendero de la paz”.