Papa León XIV, en el Jubileo de las Familias: Del seno de las familias nace el futuro de los pueblos


En la Misa que celebró en la plaza de San Pedro por el Jubileo de las Familias, los Niños, los Abuelos y los Ancianos, el Papa León XIV remarcó que “del seno de las familias nace el futuro de los pueblos” al tiempo que señaló que el matrimonio “no es un ideal”, sino el “modelo del verdadero amor entre el hombre y la mujer”.

En la homilía, el Santo Padre citó esta frase de la encíclica Humanae vitae, de san Pablo VI, publicada en 1968 tras el Concilio Vaticano II, y señaló que el amor conyugal es “total, fiel y fecundo”.

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“Este amor, al hacerlos una sola carne, los capacita para dar vida, a imagen de Dios”, aseguró ante cientos de familias provenientes de cerca de 120 países, según datos de los organizadores, que han participado en esta gran cita del Año Santo de la Esperanza 2025. 

Así, en este gran evento jubilar que ha reunido juntas a tres generaciones (padres, hijos y abuelos), el Pontífice llamó a ser un “signo de paz para todos, en la sociedad y en el mundo”.

Enfatizó, en este sentido, que el Señor “da sentido pleno a los momentos luminosos de nuestro amor mutuo como padres, abuelos, hijos e hijas” y aseguró que “del seno de las familias nace el futuro de los pueblos”.

Por otro lado, subrayó el papel de la familia como espacio vital de transmisión de la fe y, por tanto, como “un lugar privilegiado para encontrar a Jesús”.

El Papa León XIV hizo hincapié en que, nada más nacer, todos los bebés necesitan “de los demás para vivir; solos no lo hubiéramos logrado”. Y añadió: “Todos nosotros vivimos gracias a una relación, es decir, a un vínculo libre y liberador de humanidad y cuidado mutuo”.

Niños en la plaza de San Pedro. Crédito: Daniel Ibañez/ EWTN News

Humanidad traicionada

Sin embargo, con tono serio, constató que, a veces, esta humanidad “se ve traicionada”. Y puso como ejemplo las ocasiones en las que “se invoca la libertad no para dar vida, sino para quitarla, no para proteger, sino para herir”.

El Pontífice no especificó los casos prácticos a los que se refería en concreto, pero uno de los argumentos que se esgrime, por ejemplo, en la eutanasia o el aborto es la libertad individual como bien supremo frente al derecho a la vida.

En todo caso, manifestó que “incluso frente al mal que divide y mata, Jesús sigue orando al Padre por nosotros, y su oración actúa como un bálsamo sobre nuestras heridas, convirtiéndose en anuncio de perdón y reconciliación para todos”.

El Papa León XIV hizo también un llamamiento a la unidad en las familias y en la Iglesia, siempre respetando la diversidad y las diferencias, y dijo que ese ejemplo es precisamente lo que “queremos anunciar al mundo”.

“Estamos aquí para ser uno tal y como el Señor quiere que seamos uno, en nuestras familias y en los lugares donde vivimos, trabajamos y estudiamos: distintos, pero uno; muchos, pero uno, siempre uno, en cualquier circunstancia y edad de la vida”, indicó.

En su homilía, reivindicó esa unidad como “el mayor bien que se puede desear” porque “realiza entre las criaturas la comunión eterna de amor que es Dios mismo: el Padre que da la vida, el Hijo que la recibe y el Espíritu que la comparte”.

El Papa León XIV, bendiciendo niños desde el papamóvil. Crédito: Daniel Ibañez/ EWTN News

La Iglesia no es una masa indistinta o un bloque anónimo

En todo caso, especificó que no quiere que la Iglesia sea “una masa indistinta, como un bloque anónimo”.

Asimismo, invitó a los padres a ser para sus hijos “ejemplos de coherencia, comportándose como desean que ellos se comporten, educándolos en la libertad mediante la obediencia, buscando siempre su propio bien y los medios para acrecentarlo”. También puso deberes a los hijos, a los que les pidió que “sean agradecidos” con sus progenitores.

En la Eucaristía, también puso el foco en el testimonio de matrimonios que han sido proclamados beatos, no por separado, sino juntos, reivindicando el amor conyugal de los esposos como modelo para el mundo actual.

El Pontífice recordó especialmente a Luis y Celia Martin (en francés, Louis y Zélie Martin), un matrimonio francés del siglo XIX, padres de santa Teresa del Niño Jesús, también conocida como santa Teresita de Lisieux, que fueron canonizados juntos por el Papa Francisco el 18 de octubre de 2015. Se trata de los primeros esposos canonizados como pareja en una ceremonia.

León XIV también puso como ejemplo a los beatos Luis y María Beltrame Quattrocchi, un matrimonio italiano del siglo XX, que fueron beatificados juntos el 21 de octubre del año 2001 por el Papa Juan Pablo II, convirtiéndose en el primer matrimonio beatificado.

Miles de familias inundaron con su alegría la plaza de San Pedro. Crédito: Daniel Ibañez/EWTN News

Y, por último, se refirió también a la familia polaca Ulma: una familia católica mártir de la Segunda Guerra Mundial, compuesta por los esposos Józef y Wiktoria Ulma y sus siete hijos, que fueron asesinados por los nazis el 24 de marzo de 1944 por haber escondido a ocho judíos en su casa, en el pueblo de Markowa, en el sudeste de Polonia. Fueron beatificados como familia entera el 10 de septiembre de 2023 en una ceremonia celebrada en su lugar de su martirio.

Para el Papa, estos ejemplos son una llamada para el tiempo presente: “Sí, al proponernos como testigos ejemplares a matrimonios santos, la Iglesia nos dice que el mundo de hoy necesita la alianza conyugal para conocer y acoger el amor de Dios, y para superar, con su fuerza que une y reconcilia, las fuerzas que destruyen las relaciones y las sociedades”.

Finalmente, el Papa León XIV lanzó un mensaje especial para los ancianos, a los que pidió que “velen, con sabiduría y ternura” por sus familias.





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