Por segunda vez desde que inició su pontificado, el Papa León XIV visitó la casa de los agustinos en Roma, situada en uno de los laterales de la columnata de San Pedro, a pocos pasos del Vaticano.
Esta vez fue para celebrar el 70 cumpleaños del prior general de los agustinos, el P. Alejandro Moral, con quien mantiene una profunda amistad.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
“Estoy muy contento de compartir estos momentos con ustedes”, dijo el Pontífice al saludar a los agustinos residentes en Roma.

Una profunda amistad forjada con los años
Los dos se conocieron en el Colegio Internacional Santa Mónica, cuando ambos eran jóvenes seminaristas, poco antes de que Prevost fuera ordenado sacerdote en 1982.
Después, el P. Moral estudió Sagrada Escritura mientras el P. Prevost se formó en Derecho Canónico en la Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino, conocida como el Angelicum.
En 1985, el “Padre Roberto” fue enviado a la misión agustiniana de Chulucanas, en Piura (Perú), mientras que el P. Alejandro regresó a su país, España, tras finalizar sus estudios.
En su primer mandato como prior general, Mons. Prevost eligió al P. Moral como vicario, por lo que, durante 12 años, ambos trabajaron juntos. Tras seis años como prior general, el ahora Papa regresó a Chicago y el P. Moral ocupó su puesto al frente de la comunidad agustiniana.

La divertida anécdota de San Juan Pablo II
Tras celebrar la Misa para las familias, los niños, los abuelos y los ancianos el pasado domingo 1 de junio, el Papa quiso celebrar el cumpleaños de su antiguo compañero.
Antes de comenzar el almuerzo, el Papa León XIV compartió con los presentes una simpática anécdota vivida junto a San Juan Pablo II, cuando él aún era estudiante y el entonces Pontífice visitó la comunidad agustiniana y se quedó también a comer.
“Tuve el honor, en aquella ocasión, de servirle en su mesa. Al final del almuerzo le ofrecimos una naranja, pero no se la comió”, relató León XIV con una sonrisa.
Más tarde, recordó que el Papa polaco, en tono de broma, dijo que prefería dejar la naranja sobre la mesa para “meditar y contemplar la fruta”.
“Cuando San Juan Pablo II abandonó el comedor —añadió entre risas el Pontífice—, casi luchamos por quedarnos con la naranja… ¡y al final nos la comimos entre todos!”.

“Ser Papa no significa olvidar ni perder la vocación agustiniana”
Las fotografías del almuerzo del pasado domingo, difundidas por la Fundación Agustiniana, capturan un ambiente de alegría, fraternidad y cercanía, testimonio de una amistad forjada a lo largo de los años.
En los vídeos del encuentro difundidos en redes sociales, se ve cómo León XIV, sonriente, recuerda que “ser Papa no significa olvidar ni perder la vocación agustiniana. Estoy cercano a vosotros y a la Orden”.
El Pontífice expresó además que considera una bendición haber compartido tantos almuerzos y celebraciones eucarísticas con la comunidad, y pidió oraciones por la misión que desempeña al servicio de la Iglesia.
“Estaremos siempre unidos como agustinianos y, sobre todo, como discípulos de Jesús”, concluyó.
Su primera “escapada” a la casa agustiniana en Roma, —el mismo lugar donde siendo cardenal solía acudir a diario para almorzar con la comunidad—, tuvo lugar el 13 de mayo, apenas 5 días después del fin del cónclave.
El P. Pasquale Cormio, quien estuvo presente en aquella ocasión, relató a ACI Prensa las palabras que el Pontífice les dirigió: “Nos dijo que, como Papa, ha tenido que renunciar a muchas cosas. A conducir un coche, a caminar libremente… Pero afirmó que nunca renunciará a ser agustino, ni a sentirse nuestro hermano”.