Con motivo del Día de la Acción Católica y el Apostolado Seglar, que se celebra el próximo 8 de junio, los obispos españoles han difundido un mensaje en el que animan a los laicos a ser testigos valientes de la esperanza cristiana en la vida pública.
“Laicos, en virtud de su vocación, están llamados a entregar el amor de Dios que ha sido derramado en cada uno de nosotros por el Espíritu Santo, como caridad política, estando presentes en la vida pública, siendo testigos de la esperanza cristiana con valentía y ardor misionero”, expresó la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida de la Conferencia Episcopal Española (CEE).
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Los prelados también agradecen a Dios “por tantos laicos católicos que, de forma personal o asociados, son signos de esperanza con su compromiso cristiano y eclesial en los lugares de misión, en los barrios obreros, en las cárceles, en el mundo de la educación, en la política, en la economía, en los medios de comunicación, en el continente digital, etc.”.
En consonancia con el lema de esta jornada —“Testigos de esperanza en el mundo”— los obispos señalan que el Espíritu Santo ha conducido la historia de la humanidad “de modo gradual y pedagógico, alimentando la esperanza contra todas las dificultades y fracasos de la humanidad”.
“Sólo quien se descubre, cada día, amado por Dios, está preparado para esperar en Él”, afirman los obispos españoles en su mensaje. Esta certeza, explican, permite comprender que la esperanza cristiana “no se reduce a una espera pasiva del futuro, ni es resignación conformista, ni un ingenuo optimismo”, sino una actitud activa, arraigada en la fe y abierta a la transformación de la realidad.
Así, la esperanza “brota de la confianza que tenemos puesta en Dios, que nos ha amado en Cristo y que habita en cada uno de nosotros por medio del don del Espíritu Santo que hemos recibido”, subraya el mensaje episcopal.
Para los obispos, si la Iglesia Católica quiere ser signo de esperanza, en especial dentro del año jubilar centrado en esta virtud teologal, “tiene que perder el miedo a salir a la intemperie y habitar en las periferias geográficas y existenciales, donde quizás hay vientos y borrascas, pero contamos con el ancla seguro, que es Jesucristo”.
Concretar los compromisos
En el material para la reflexión elaborado por la CEE para esta jornada, se reitera que “en un mundo marcado por la incertidumbre y el sufrimiento, estamos llamados a ser signos de esperanza, promoviendo la justicia, la paz y la fraternidad”.
Esta circunstancia es comprendida como “una oportunidad para que todos los cristianos reflexionemos sobre nuestro papel en la creación de un mundo más justo y esperanzador”.
Por tanto, subrayan los prelados, “debemos concretar nuestros compromisos, los que cada laico debe asumir, en nuestros propios ambientes”
“En Pentecostés, el Espíritu Santo renueva a la Iglesia y fortalece su misión. Hoy más que nunca, es necesario que los laicos acojamos con generosidad nuestra vocación y nos comprometamos con la evangelización del mundo sabiéndonos parte de esta Iglesia sinodal, con esperanza, y haciéndonos presentes en nuestro día a día como ejemplo de que podemos vivir la vida desde los valores del Evangelio”, concluyen.