En una vitrina del Seminario Mayor Santo Toribio de Mogrovejo, en Chiclayo, se conservan dos solideos: uno perteneció al Papa Francisco; el otro, a quien hoy es el Papa León XIV, cuando aún era obispo en Perú.
“Estos objetos litúrgicos simbolizan la protección divina y la dedicación que uno le debe sólo a Dios”, afirma con orgullo el P. Marcos Ballena, administrador y además formador del seminario desde que Mons. Prevost asumió el liderazgo de la diócesis, en una entrevista concedida a ACI Prensa.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:

Mons. Robert Prevost, hoy Papa León XIV, fue obispo de la Diócesis de Chiclayo y dejó una huella profunda en la formación sacerdotal, ya que, según el P. Ballena, como obispo “fue el principal promotor de las vocaciones sacerdotales” en el norte del Perú.
El P. Ballena asegura que “el seminario ha sido una prioridad de Monseñor Robert, porque no solamente se forman los seminaristas de Chiclayo, sino también de Chota, Chachapoyas y Chimbote”.
“Era una persona preocupada también de la formación, de que salgan los proyectos del seminario, de conseguir libros. Cuando teníamos nuestros retiros… a él le dedicábamos una meditación para que les dijera a los muchachos por dónde tienen que caminar”, recuerda.

También cuenta que el entonces Obispo Prevost “se daba sus escapadas para hablar con los diáconos… por lo menos una vez al año hablaba con los seminaristas”.
“Cuando había retiros de órdenes para ser diácono o para ser sacerdote, él llegaba a dar una de las meditaciones o charlas y decía: ‘Mi despacho está abierto para todos los que quieran hablar’. Su despacho podía ser una banca, una salita de espera, hasta su mismo auto”, recuerda el P. Ballena.

Actualmente, el seminario de Chiclayo acoge a 31 seminaristas. Fue precisamente en este lugar donde se vivió con especial emoción la elección de Mons. Prevost como el nuevo pontífice.
El seminarista Fabián Rosado Nolasco fue quien grabó el momento en que los seminaristas estallaron en gritos y saltos al ver la transmisión desde Roma. Natural de Piura y miembro de la Diócesis de Chimbote, Fabián compartió un recuerdo muy personal.

“A mí y a otros dos seminaristas nos mandaron al Obispado… teníamos un poco de vergüenza, pero él dijo una frase que la ha repetido últimamente: ‘Para ustedes soy el obispo, pero con ustedes soy cristiano’. Entonces yo me llevo un recuerdo de un Papa muy cercano… un padre para todos, que te escucha y que te apoya siempre”, contó.
Hace unos días, Fabián recibió un mensaje escrito del Papa León XIV: “A Fabián, con mi bendición”.

Otro seminarista, John Sánchez, de la Diócesis de Chiclayo, cuenta que conoció a Mons. Prevost siendo acólito. “Yo lo conocí cuando era acólito, el año 2017… pensé que era un sacerdote, pero después me dijeron: es el obispo. Era muy cercano con los acólitos, nos hacía reír a veces, nos saludaba”.
El impulso vocacional de Mons. Prevost también marcó a su orden religiosa, la Orden de San Agustín. El P. Luis Fernando Oblitas, conocido como Fray Pipe y actual religioso agustino en el Colegio San Agustín de Chiclayo, fue ordenado diácono y sacerdote por el entonces obispo.

“Un día vino para una confirmación y le dije: ‘Monseñor, ya me han aprobado el sacerdocio, me gustaría ordenarme aquí’. Me dijo: ‘¿Y quién te va a ordenar?’ Y yo: ‘Usted, monseñor’. Me respondió: ‘¡Ah, yo! Qué honor’”.
El gesto que más lo marcó ocurrió tras la Misa de ordenación: “Me agarró de sorpresa porque me dijo: ‘Quiero aprovechar mi privilegio de obispo ordenante y quiero pedir tu primera bendición’. Se arrodilló y yo le di la bendición… Me emocioné mucho al ver que un obispo se arrodillaba enfrente de mí. Una acción que habla mucho de él, de su humildad”.

Fray Pipe conoce a León XIV desde 2012, cuando el hoy Pontífice era superior general de los agustinos. Afirma que el lema papal “In Illo uno unum” (En Él, que es uno, somos uno) refleja el carisma agustiniano que el Papa no ha dejado de vivir: “la unidad en la Iglesia”.
El pasado 31 de mayo, el Papa León XIV ordenó a 11 nuevos sacerdotes para la Diócesis de Roma en la Basílica de San Pedro. En su homilía les dijo: “Juntos reconstruiremos la credibilidad de una Iglesia herida, enviada a una humanidad herida, dentro de una creación herida”.
Y concluyó con una frase que ya se perfila como sello de su pontificado: “No importa ser perfectos, pero es necesario ser creíbles”.