Una conferencia en la Pontificia Universidad Gregoriana reunió a budistas, cristianos, hindúes, jainistas y sikhs. La reunión fue inaugurada por el cardenal George Jacob Koovakad, Prefecto del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso. Ante la “pérdida de la esperanza de las masas”, el papel de los creyentes es “renovar y reavivar la esperanza en las mentes y los corazones de las personas”, según una “responsabilidad colectiva”.
Giada Aquilino – Ciudad del Vaticano
Una necesidad urgente de reavivar la esperanza, en un mundo desgarrado por guerras, cierres e individualismos. Este es el llamamiento de los participantes en la conferencia internacional «Budistas, cristianos, hindúes, jainistas y sijs. En diálogo y colaboración para renovar y reavivar la esperanza en nuestros tiempos», organizada este 4 de junio en Roma por el Dicasterio para el Diálogo Interreligioso y el Centro de Estudios Interreligiosos de la Pontificia Universidad Gregoriana, en la sede de la universidad confiada a la Compañía de Jesús. El evento, organizado en colaboración con la Unión Hindú Italiana, la Unión Budista Italiana, el Instituto de Jainología y la Sociedad Sikhi Sewa, es una nueva etapa de ese camino emprendido en Italia en 2018 entre las cinco realidades, en el espíritu de la declaración conciliar Nostra Aetate, de la que este año se celebra el 60° aniversario.
Los cristianos y Nostra Aetate
Después del encendido de la tradicional lámpara india, del saludo del padre Giuseppe Di Luccio, presidente del Collegium Maximum de la Gregoriana, de un momento de silencio en memoria del Papa Francisco y de agradecimiento a León XIV, en la apertura de los trabajos, el cardenal George Jacob Koovakad, Prefecto del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso, se refirió al documento del Vaticano II. El cardenal recordó cómo desde su promulgación en 1965, Nostra Aetate ha “inspirado y guiado a los cristianos y a otros a construir puentes de amistad y promover la colaboración y la comunión con personas de todas las religiones, para el verdadero bien de cada persona y de la sociedad en su conjunto”. Una de las mayores preocupaciones de nuestro tiempo, señaló el cardenal Koovakad, “es la pérdida de esperanza de las masas” causada por la pobreza, el desempleo, las enfermedades, los desastres, los conflictos, pero también la devastación ambiental, la discriminación, la injusticia, la división y la violencia “en nombre de la etnicidad, la religión y la nacionalidad”, mientras se extiende una creciente sensación “de indiferencia hacia las legítimas necesidades, derechos y aspiraciones de otras personas y naciones” y “la inhumanidad asociada hacia el sufrimiento de sus semejantes”. Frente a “un sentimiento de desesperación acompañado de pesimismo y cinismo”, el papel de los creyentes, añadió, es precisamente el de “renovar y reavivar la esperanza en la mente y en el corazón de las personas”, según una “responsabilidad colectiva”.
Hindúes, budistas, jainistas y sijs
Para Franco di Maria Jayendranatha, presidente de la Unión Hindú Italiana, el diálogo es «una necesidad común de todos»: el «más productivo» es precisamente el de los encuentros «entre personas de diferentes credos, que intercambian opiniones» según una experiencia «que sólo puede unir». Para “construir” la paz, dijo, hay que “partir de los problemas”, de “un análisis claro” de los mismos: citó los antagonismos actuales, aquellos entre Estados Unidos, Rusia, China, Europa, proyectados en un marco más amplio de cuestiones que “minan los cimientos de nuestro mundo”, desde el capitalismo a la tecnología “que ya no tiene ética sino solo fines”. También de la misma comunidad es la monja hindú Svamini Shuddhananda Ghiri, quien instó a considerar la esperanza como “una invitación a actuar conscientemente hacia el bien común” y a “recuperar los valores de humanidad que son transversales a todas las religiones”.
La esperanza hoy es “un bien que escasea”
Filippo Scianna, presidente de la Unión Budista Italiana, destacó que la esperanza hoy es “un bien que escasea”: redescubrir “juntos” cómo protegerla y reavivarla “es un acto de cuidado hacia la humanidad”. La invitación fue a “volver a reflexionar, en un mundo hecho de ausencia de silencio”. Hablando ante los micrófonos de los medios vaticanos, Scianna explicó que “vivimos tiempos de mucho ruido, de mucho estruendo, en los que nos falta tiempo para escucharnos a nosotros mismos, a los demás, el vacío como condición para poder tener tiempo humano de reflexión, de análisis y de estudio en profundidad”. La esperanza, por tanto, «sólo puede tener sus raíces en la escucha, en el diálogo, en la reflexión que se hace reflexión con uno mismo y con los demás».
La sacralidad de la vida y el medio ambiente
Mehool Sanghrajka, del Instituto de Jainología de Londres, envió un mensaje a la conferencia, explicando cómo para los jainistas la vida es “sagrada” y la esperanza implica “comprender el karma, que da forma a la vida, el medio ambiente y las circunstancias futuras”.
La importancia crucial del diálogo
Gursharan Singh, secretario de la sociedad Sikhi Sewa, destacó la importancia crucial del diálogo, porque «en un mundo atravesado por guerras, divisiones, crisis ambientales, reencontrarnos – subrayó – es como una llama en la noche. El camino hacia la paz — declaró — pasa por la escucha, el respeto y el servicio mutuo, dejándonos conmover por las palabras de los demás y llevando señales de luz a nuestras comunidades. Junto a él, también estuvo Bismay Singh, portavoz de la juventud de la sociedad Sewa, quien, en una conversación paralela, quiso destacar cómo gracias al diálogo nos iluminamos, animándonos a no ver a los demás como extraños.