Olivia Maurel, activista nacida de un vientre de alquiler, alerta que con esta práctica llamada también maternidad subrogada, “somos fabricados para ser vendidos”.
Maurel, una de las expertas internacionales que firma la Declaración de Casablanca por la abolición universal de los vientres de alquiler, concedió una entrevista a EWTN Noticias en Lima (Perú), donde se realiza un congreso sobre este tema.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
“La Declaración de Casablanca es un grupo de expertos. Somos un centenar de expertos de todo el mundo. Somos internacionales, 80 países diferentes al día de hoy. No es una iniciativa política ni religiosa, y estamos aquí para abolir la gestación subrogada; estamos aquí para promover un tratado internacional para la abolición de la gestación subrogada”, explicó la activista.
Al ser preguntada sobre por qué se debe eliminar esta práctica, Maurel destacó que es necesario “abolir la gestación subrogada hoy porque necesitamos proteger los derechos de las mujeres y los derechos de los niños. El cuerpo de las mujeres no está a la venta. No es un instrumento reproductivo para los ricos, y los niños no están a la venta”.
Dificultades de identidad
Maurel relató luego que nació “por gestación subrogada en 1991 en Estados Unidos y crecí con muchos problemas, como el abandono y las dificultades de identidad; esto me llevó a consumir muchas drogas y alcohol, lo que me llevó a una vida muy complicada”.
Por eso “sé cuánto puede afectar la gestación subrogada a un niño, y también sé que, lamentablemente, las madres subrogadas suelen ser pobres, y son ellas las que están en la mira de esta industria, ya que mi madre subrogada era pobre y, además, mentalmente inestable”, resaltó.
Olivia también recordó que “tenía una conexión muy intensa con mi madre sustituta. Ella fue mi madre en el útero y la única persona que quise una vez que salí. Y, por desgracia, ese vínculo que se rompió al nacer me llevó a lidiar con el trauma del abandono y todos los problemas de identidad que vendrían después”.
Una herida “muy difícil de sanar”
La activista indicó además que “en estos tiempos, y creo que es algo que la gente generalmente no comprende, el bebé, ya sea que esté emparentado genéticamente con su madre gestante o no, la querrá al nacer, porque la sintió, la olió y escuchó su voz durante nueve meses. La desea a ella al nacer, no a una desconocida. Y cuando rompemos ese vínculo, rompemos algo en ese niño para siempre, y esa herida es muy difícil de sanar”.
Con los vientres de alquiler, advirtió, “estamos reduciendo a los bebés a productos dentro de estos contratos, y es muy complicado para un niño crecer con eso también, sabiendo que solo eres un objeto en un contrato. Literalmente, somos creados, hechos, fabricados para ser vendidos, y es muy complicado crecer con esa idea”.
“Tal como lo dijo el Papa Francisco, y pienso en él hoy, la gestación subrogada o vientre de alquiler tiene que terminar; y espero que con el nuevo Papa León continuemos esta batalla”, concluyó.
El Papa Francisco recibió en audiencia privada a Olivia Maurel el 4 de abril de 2024. Ese mismo año, en el mes de junio, el Vaticano solicitó la abolición total de los vientres de alquiler.
Dos años antes, en 2022, el Santo Padre había denunciado que “la dignidad de hombres y mujeres también se ve amenazada por la práctica inhumana y cada vez más extendida del ‘vientre de alquiler‘, en la que se explota a las mujeres, casi siempre pobres, y se trata a los niños como mercancía”.