A puertas de celebrar un mes del inicio de su pontificado, el Papa León XIV recibió hoy en el Vaticano a los participantes del Simposio “Nicea y la Iglesia del Tercer Milenio: Hacia la Unidad Católico-Ortodoxa”, que se enmarca en los 1700 años del Concilio de Nicea que se celebran este 2025, y expresó su aliento de una “plena unidad visible de los cristianos”.
Al iniciar su discurso oficial, el Santo Padre pidió disculpas a los asistentes a la audiencia “por llegar un poco tarde, y también pedirles paciencia conmigo”.
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“Aún no llevo un mes en este nuevo cargo, así que hay muchas experiencias de aprendizaje. Pero estoy muy feliz de estar con ustedes esta mañana”, expresó el Papa, elegido el 8 de mayo de este año.
Entre los asistentes se encontraban líderes de las Iglesias Ortodoxas, muchos de los cuales “me honraron con su presencia en la Misa de inauguración de mi Pontificado”, el 18 de mayo.
El Papa expresó su alegría porque el simposio, organizado por Œcumenicum —de la Universidad Pontificia de San Tomás de Aquino (Angelicum) de Roma— y la Asociación Internacional de Teología Ortodoxa, “está decididamente orientado hacia el futuro”.
Nicea “es fundamental” para “el camino común” de católicos y ortodoxos
“El Concilio de Nicea no es simplemente un acontecimiento del pasado, sino una brújula que debe seguir guiándonos hacia la plena unidad visible de los cristianos”, aseguró León.
“El Primer Concilio Ecuménico es fundamental para el camino común que católicos y ortodoxos hemos emprendido juntos desde el Concilio Vaticano II. Para las Iglesias orientales, que conmemoran su celebración en su calendario litúrgico, el Concilio de Nicea no es simplemente uno más entre otros o el primero de una serie, sino el Concilio por excelencia, que promulgó la norma de la fe cristiana, la confesión de fe de los ‘318 Padres’”, subrayó.
El Papa destacó que los tres temas que aborda el simposio “son especialmente relevantes para nuestro camino ecuménico”. Sobre el primero de ellos, la fe de Nicea, el Santo Padre se mostró “convencido de que, volviendo al Concilio de Nicea y bebiendo juntos de esta fuente común, podremos ver bajo una luz diferente los puntos que aún nos separan”.
“A través del diálogo teológico y con la ayuda de Dios, comprenderemos mejor el misterio que nos une. Al celebrar juntos esta fe nicena y proclamarla juntos, también avanzaremos hacia la restauración de la plena comunión entre nosotros”, resaltó.
El ecumenismo y la sinodalidad
Respecto al segundo tema, la sinodalidad, León XIV destacó que “el Concilio de Nicea inauguró un camino sinodal para que la Iglesia abordara cuestiones teológicas y canónicas a nivel universal”.
“La contribución de los delegados fraternales de las Iglesias y comunidades eclesiales de Oriente y Occidente al reciente Sínodo de la Sinodalidad celebrado aquí en el Vaticano fue un valioso estímulo para una mayor reflexión sobre la naturaleza y la práctica de la sinodalidad”.
“El Documento Final del Sínodo señaló que ‘el diálogo ecuménico es fundamental para desarrollar una comprensión de la sinodalidad y de la unidad de la Iglesia’ y alentó el desarrollo de ‘prácticas sinodales auténticamente ecuménicas, incluso hasta formas de consulta y discernimiento sobre cuestiones urgentes de interés común’”, añadió.
Además, manifestó su deseo de que “la preparación y conmemoración conjunta del 1700 aniversario del Concilio de Nicea sea una ocasión providencial ‘para profundizar y confesar juntos la fe cristológica y poner en práctica formas de sinodalidad entre los cristianos de todas las tradiciones’”.
Una fecha común para la Pascua
Al referirse al tercer tema del simposio, “relacionado con la fecha de la Pascua”, el Santo Padre recordó que “uno de los objetivos del Concilio de Nicea fue establecer una fecha común para la Pascua, a fin de expresar la unidad de la Iglesia”
El Papa lamentó que “las diferencias en los calendarios” que usan católicos y ortodoxos —Gregoriano y Juliano, respectivamente— “ya no permiten que los cristianos celebren juntos la fiesta más importante del año litúrgico, lo que causa problemas pastorales en las comunidades, divide familias y debilita la credibilidad de nuestro testimonio del Evangelio”.
“Se han propuesto varias soluciones concretas que, respetando el principio de Nicea, permitirían a los cristianos celebrar juntos la ‘Fiesta de las Fiestas’”, dijo, para luego reiterar “la apertura de la Iglesia Católica a la búsqueda de una solución ecuménica que favorezca una celebración común de la resurrección del Señor y así dé mayor fuerza misionera a nuestra predicación del ‘nombre de Jesús y la salvación que nace de la fe en la verdad salvífica del Evangelio’”.
Recordando un fragmento de la oración por la unidad de los cristianos del sacerdote francés Paul Couturier, León XIV dijo hacia final del encuentro que “la unidad que anhelan los cristianos no será principalmente fruto de nuestros propios esfuerzos, ni se realizará mediante ningún modelo o plan preconcebido. Más bien, la unidad será un don recibido ‘como Cristo quiere y por los medios que Él quiere’, por la acción del Espíritu Santo”.
Por eso, concluyó la audiencia con una oración “tomada de la tradición oriental”:
Oh Rey celestial, Consolador, Espíritu de Verdad,
que estás en todas partes y lo llenas todo;
Tesoro de bendiciones y Dador de vida,
ven y habita en nosotros, y límpianos de toda impureza,
y salva nuestras almas, oh Bondadoso. Amén.