Obispos advierten que la inteligencia artificial nunca podrá replicar el alma


Obispos católicos estadounidenses publicaron esta semana una carta pastoral abordando el rápido auge de la inteligencia artificial (IA) y la respuesta de la Iglesia Católica ante los numerosos desafíos y oportunidades que presenta esta tecnología.

Firmada por el Arzobispo de Baltimore, Mons. William Lori; el Cardenal Robert McElroy de Washington; el obispo William Koenig de Wilmington; y los cuatro obispos auxiliares de Maryland; la carta, titulada The Face of Christ in a Digital Age (El rostro de Cristo en la era digital), insta a los cristianos a discernir “cómo hablar y vivir el Evangelio en medio del nuevo lenguaje y los nuevos poderes que surgen a través de la inteligencia artificial”.

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Publicada antes de la Solemnidad de Pentecostés, los obispos escriben que los cristianos no deben temer el rápido desarrollo de la tecnología, la cual “no es ajena a la obra del Espíritu, pues el Espíritu de Dios se mueve a través de la historia, la cultura y la creatividad humana”.

Sin embargo, los obispos advierten: “¿Permitiremos que la tecnología nos forme a su imagen, o la moldearemos nosotros según el Evangelio?”.

La Iglesia Católica “debe ser una voz profética, llamando al mundo a poner a la persona humana, hecha a imagen de Dios, en el centro de esta transformación”, afirma la carta.

“No importa cuán avanzadas se vuelvan las máquinas, nunca podrán replicar el alma, la conciencia ni el destino eterno que pertenece a cada ser humano”, expresan los obispos en la carta.

La carta destaca los posibles beneficios de la IA para la humanidad en los ámbitos de la salud, la educación, la evangelización y los esfuerzos humanitarios, al tiempo que advierte sobre sus riesgos, incluyendo la pérdida de empleos, el uso de armas autónomas letales y la manipulación de la verdad.

Para enseñar el discernimiento en una era donde el contenido digitalmente fabricado difumina la línea entre la verdad y la falsedad, y entre la realidad y la fantasía, los obispos enfatizan fuertemente la importancia del desarrollo de la virtud, especialmente en lo que respecta a la formación de la conciencia.

“Es esencial que formemos conciencias capaces de discernimiento —especialmente entre los jóvenes— para que no sean manipulados por algoritmos, sino por la verdad y la gracia”, escriben los obispos. “Las herramientas digitales pueden informar, pero no pueden formar el corazón”.

Los obispos llaman a las parroquias y familias a fundamentar el compromiso digital y la alfabetización mediática en la Escritura y la vida sacramental, y exhortan a los fieles a cultivar una verdadera “empatía y relaciones auténticas”.

Michael Hanby, profesor de religión y filosofía de la ciencia en el Pontificio Instituto Juan Pablo II para Estudios sobre el Matrimonio y la Familia, dijo a CNA —agencia en inglés de EWTN News— que, si bien el documento “identifica algunos peligros evidentes de la IA, así como algunos buenos usos que se le pueden dar”, no va lo suficientemente lejos.

“Existen otros peligros”, continuó Hanby, “especialmente la reducción de la inteligencia humana, orientada a comprender la verdad, a una ‘inteligencia funcional sin pensamiento ni comprensión’, que la carta realmente no aborda”.

“Está en la lógica de la tecnología, y especialmente en tecnologías tan poderosas como esta, que existen peligros que simplemente no podemos prever. Aún no hemos comprendido plenamente este nuevo tipo de poder”, dijo Hanby.

El Dicasterio para la Doctrina de la Fe y el Dicasterio para la Cultura y la Educación abordaron las mismas preocupaciones que Hanby en una nota publicada en enero titulada Antiqua et nova: Nota sobre la relación entre la inteligencia artificial y la inteligencia humana.

“La tradición cristiana considera que el don de la inteligencia es un aspecto esencial de la creación de los seres humanos «a imagen de Dios» (Gen 1,27)”, afirmó la nota, enfatizando que “uno de los objetivos de esta tecnología es el de imitar la inteligencia humana que la ha diseñado”.

El dicasterio reconoció los temores de que la IA pudiera alcanzar una especie de superinteligencia que eclipse “un día a la propia persona humana”, aunque algunos ven con buenos ojos esta posibilidad.

“No sabemos aún si la IA es simplemente una ‘herramienta’ que puede ser utilizada o moldeada según el Evangelio”, dijo Hanby a CNA. “Me hubiera gustado que la carta enfatizara más la necesidad de un pensamiento filosófico más profundo sobre esto, y que hubiera tenido un poco más de cuidado al distinguir el movimiento del Espíritu, que es un misterio, de la historia del progreso tecnológico. Pero, de nuevo, la carta presenta un desafío abierto, no la última palabra”.

Trazando paralelismos con otros cambios tecnológicos históricos como la invención de la imprenta y la llegada de internet, los obispos en su carta animan a los católicos a acercarse a la IA con valentía y esperanza, invocando al Espíritu Santo para que “renueve la faz de la tierra” (Sal 104,30).

Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en CNA.





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