La Iglesia Católica en Honduras advirtió que, rumbo a las elecciones generales del próximo 30 de noviembre, el país atraviesa un escenario de creciente polarización y enfrenta diversos problemas que podrían “confundir y conducirnos hacia la ingobernabilidad”
Ese día, más de seis millones de ciudadanos están llamados a las urnas para elegir al próximo presidente de la República, 128 diputados al Congreso Nacional, 298 alcaldes y 20 representantes ante el Parlamento Centroamericano.
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La contienda presidencial está dominada por tres candidaturas principales. El partido gobernante, Libertad y Refundación (Libre), postula a Rixi Moncada, cercana a la presidenta Xiomara Castro. El Partido Nacional, principal fuerza opositora, propone a Nasry Asfura, exalcalde de Tegucigalpa y candidato en los comicios anteriores. Por su parte, el Partido Liberal presenta a Salvador Nasralla, exdesignado presidencial —cargo similar al vicepresidente en otros países—, quien renunció a su cargo en abril de 2024 para buscar nuevamente la jefatura del Estado.
Polarización ante las elecciones
A través de un comunicado difundido el 5 de junio, la Conferencia Episcopal de Honduras (CEH) expresó su preocupación por la “polarización en la que se inserta el ambiente que nos conduce hacia las elecciones generales a celebrarse el último domingo de noviembre del presente año”.
Los obispos denunciaron que existe una “tensión atizada por los diversos actores de los partidos políticos contendientes”, y señalaron que, en lugar de promover una competencia respetuosa, están impulsando “campañas de desprestigio y el uso de redes sociales para alimentar la violencia y la mentira”.
“Nos preocupa que estos conflictos estén siendo usados y manipulados por grupos que se mueven en los corredores subterráneos del crimen organizado, para confundir y conducirnos hacia la ingobernabilidad”, advirtieron los prelados.
Asimismo, alertaron sobre “voces que buscan poner en duda la celebración de las elecciones generales”.
Frente a este panorama, los obispos hicieron un llamado a la ciudadanía a “rechazar estas tendencias distractoras que en nada abonan a la confianza y estabilidad social y política, tan necesarias para una campaña electoral en paz, tranquilidad y en armonía”.
A las autoridades encargadas de las elecciones, les pidieron actuar “con independencia de intereses partidarios y de grupos, para atender el bien común de la nación” y así sean posibles unos comicios “libres, limpios y transparentes”.
Finalmente, exigieron a la Unidad de Política Limpia —organismo encargado de auditar los recursos económicos de los candidatos y partidos— que impida “evitar que fondos de dudoso origen ingresen a las campañas políticas, porque entonces salpicaría de suciedad la democracia por la que añoramos transitar tanto en el presente como en el futuro”.