El Papa León XIV, Obispo de Roma, se reunió por primera vez con los sacerdotes y diáconos de su diócesis, a quienes transmitió la importancia de vivir una vida transparente y ejemplar.
Tras el saludo de bienvenida del Cardenal Baldassare Reina, vicario general para la Diócesis de Roma, el Santo Padre pidió un aplauso para todos los presentes en el Aula Pablo VI y expresó su deseo de conocer de cerca a los sacerdotes para “comenzar a caminar juntos”.
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Al inicio de su discurso, quiso agradecerles por su servicio, sin olvidar que muchas veces el ejercicio de su ministerio está marcado por el sufrimiento o la incomprensión. Además, les recordó que todos son valiosos a los ojos de Dios.
León XIV destacó que la Diócesis de Roma “preside en la caridad y en la comunión”, al tiempo que recordó está marcada por la universalidad, ya que a ella llegan muchos presbíteros de distintas partes del mundo.
Unidad y comunión
A continuación, el Pontífice compartió un deseo que tiene el corazón: la unidad y la comunión. Para el Santo Padre, esta característica es esencial, ya que solamente en la unidad “podemos dar fruto y ofrecer al mundo un testimonio creíble”.
Advirtió que la comunión muchas veces se ve obstaculizada por “un clima cultural que favorece el aislamiento o la autorreferencialidad”, así como por los obstáculos internos de cada uno, y por ello aconsejó “estar vigilantes”.
“Yo quisiera ayudaros, caminar con vosotros, para que cada uno recupere serenidad en su ministerio; pero precisamente por eso os pido un impulso en la fraternidad presbiteral, que hunde sus raíces en una sólida vida espiritual, en el encuentro con el Señor y en la escucha de su Palabra”, señaló.
Tras exhortarlos a mantener su compromiso con la diócesis a nivel local, reiteró que “caminar juntos es siempre garantía de fidelidad al Evangelio; juntos y en armonía, buscando enriquecer la Iglesia con el propio carisma pero teniendo en el corazón el ser un solo cuerpo del que Cristo es la Cabeza”.
La ejemplaridad
El Santo Padre hizo alusión a la importancia de vivir una vida transparente y ejemplar. “Os lo pido con el corazón de padre y de pastor: ¡comprometámonos todos a ser sacerdotes creíbles y ejemplares!”, expresó.
Así, les recordó que a pesar de su naturaleza humana, han recibido “una gracia extraordinaria” y que el Señor les ha confiado “un tesoro precioso del que somos ministros, servidores. Y al servidor se le pide fidelidad”.
Ante las sugestiones del mundo y de la ciudad de Roma, que podrían “alejarnos del deseo de una vida santa induciendo una nivelación hacia abajo donde se pierden los valores profundos del ser presbítero”, el Papa les alentó a dejarse atraer de nuevo por la llamada del Señor y a sentir y vivir “el amor del primer momento”.
Mirar los desafíos con clave profética
León XIV les pidió también “mirar los desafíos de nuestro tiempo con una clave profética”, recordándoles que el Señor “ha querido precisamente que nosotros estemos en este tiempo lleno de desafíos que, a veces, nos parecen mayores que nuestras fuerzas”.
“Estos desafíos estamos llamados a abrazarlos, a interpretarlos evangélicamente, a vivirlos como ocasiones de testimonio. ¡No huyamos ante ellos!”, agregó.’
Por último, les ofreció de nuevo su cercanía, afecto y disponibilidad “para caminar con vosotros”, dijo.
“Encomendemos al Señor nuestra vida sacerdotal y pidámosle crecer en unidad, en ejemplaridad y en compromiso profético para servir a nuestro tiempo”, concluyó el Santo Padre.