Libro desvela detalles inéditos de la vocación del Papa León XIV: De pequeño jugaba a ser cura

by Redacción
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“De pequeño jugaba a ser cura. La tabla de planchar era su altar. La cubría con una toalla y nosotros teníamos que ir a Misa. Se lo sabía todo, se sabía las oraciones en latín y en inglés. Repartía la comunión con Necco Wafers (galletas de caramelo fabricadas en Estados Unidos)”. Este es uno de los detalles de la vida del Pontífice que revela el libro León XIV. El primer papa estadounidense y agustino, publicado en España el 3 de junio por el sello Mensajero (Grupo de Comunicación Loyola) y escrito por el periodista italiano Giorgio dell’Arti.

La biografía reconstruye a partir de testimonios familiares, documentos históricos e informes periodísticos el itinerario humano y espiritual de Robert Francis Prevost. Una de las partes más interesantes es la que desvela particularidades poco conocidas sobre su vocación precoz. 

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El volumen recoge testimonios de sus dos hermanos que narran que, mientras ellos jugaban a “policías y ladrones”, el pequeño Robert jugaba a dar la comunión.

Su hermano John recuerda: “Los tres sabíamos desde pequeños lo que seríamos de mayores”, y añade: “Rob sabía que sería sacerdote desde que aprendió a caminar. Un vecino le dijo una vez que se convertiría en Papa”.

Durante su niñez, la piedad con la que rezaba no pasaba desapercibida. El libro cita las declaraciones de una compañera de escuela de Prevost que señalaba: “Rezábamos con las manos, you know, con los dedos apuntando al cielo. Al cabo de un rato, te cansabas y querías bajarlas y juntarlas. Robert nunca lo hacía. Sencillamente, era devoto. Pero no de una forma descarada”.

La biografía también recoge un momento en el que el joven Prevost experimentó algunas dudas sobre su vocación sacerdotal, en el que incluso llegó a plantearse dejar el seminario y casarse. En todo caso, según el libro, el joven tuvo una reveladora conversación con su padre que fue determinante.

“Aunque la intimidad entre él y su madre era muy importante, la intimidad entre ellos dos con Cristo, es decir, el amor a Cristo, era igual de importante. Por lo tanto, el amor al sacerdocio”, según explica el libro.

Portada del libro. Crédito: Grupo de comunicación Loyola
Portada del libro. Crédito: Grupo de comunicación Loyola

Su madre invitaba siempre a sacerdotes a comer a su casa

En la genealogía de Prevost se cruzan las raíces andaluzas (España) y normandas (Francia). Su abuela paterna, Suzanne Fontaine, era francesa, nacida en El Havre en 1894, hija de pasteleros normandos.

Su madre, Mildred Agnes Martínez, conocida como Millie, hija de emigrantes andaluces, tuvo un papel determinante en el germinar de su fe.

“En nuestra casa, siempre había un cubierto de más en la mesa”, explica uno de sus hermanos en alusión a las continuas visitas de sacerdotes u obispos. 

Era una mujer con una sólida convicción católica, que durante años presidió la St. Mary Altar and Rosary Society, una organización religiosa que se dedica a la oración, la adoración de la Virgen María y el servicio a la parroquia. Su principal objetivo es promover la devoción a la Virgen María a través de la recitación del Rosario y otras actividades de servicio.

Según el testimonio de Marianne Angarola, compañera de universidad del Papa: “Era una de esas señoras a las que llamábamos ‘señoras de iglesia’”. 

Mildred solía enviar a sus hijos pequeños a servir en la parroquia como monaguillos, lectores y músicos. Además, organizaba encuentros con sacerdotes y obispos, que con frecuencia visitaban su casa atraídos también por su talento culinario.





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