El episcopado cubano recuerda en su mensaje por el Año Jubilar que la fe es imprescindible para dar testimonio de la esperanza: “Con desesperanza y sin alegría no hay futuro”.
Vatican News
“Dios ama tanto a los hombres que nos ha enviado a Su Hijo eterno, Jesucristo. Él ha compartido nuestra condición humana (cf, Jn 3,16), y con su cruz y resurrección ha vencido a la muerte y al mal”, así lo expresan los obispos de la Conferencia Episcopal de Cuba en su mensaje con motivo del Año Jubilar publicado este 15 de junio.
Los obispos animan en el fortalecimiento de la esperanza en medio de las dificultades cotidianas: “La fe en el Señor Resucitado y la confianza en sus promesas, son imprescindibles para poder dar testimonio de la esperanza. Somos conscientes que el mensaje de esperanza se enfrenta con el enorme desafío que representan las innumerables situaciones de dolor, guerras, desigualdades e injusticias que vemos en el mundo”.
Advierten los obispos que “con desesperanza y sin alegría no hay futuro para ningún pueblo. Es verdad que la Iglesia sabe y proclama siempre que Jesucristo Resucitado es la fuente y la meta de la verdadera esperanza (cf. Col. 1,27). Pero también es deseable, legítimo, digno del hombre, que todo ser humano pueda vivir y trabajar en paz, realizar sus sueños personales y familiares, progresar integralmente cada vez más”.
La Iglesia cubana reitera su compromiso de servir al bien común, “estimulando la escucha respetuosa de todos los que, amando la tierra donde han nacido, desean aportar, con sus competencias y potencialidades, a la construcción de una nación más próspera, justa y feliz”.
Y renuevan su invitación a la oración por el país, y recuerdan las palabras del Papa León XIV en su reciente encuentro con el cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, llamando a “una sincera voluntad de diálogo, animada por el deseo de encontrarse más que de confrontarse”, para tender puentes y trabajar en un ambiente de auténtica paz.