La Subcomisión Episcopal para la Acción Caritativa y Social ha dado a conocer el mensaje para el próximo 22 de junio, Día de la Caridad, que coincide con la solemnidad del Corpus Christi. Bajo el lema “Mientras haya personas, hay esperanza”, la Iglesia en España invita a renovar el compromiso con los más vulnerables y a fortalecer la esperanza en tiempos de dificultad.
Sor Elaine Castro Matheuz – Ciudad del Vaticano
La solemnidad del Corpus Christi, que este año tiene un significado especial por estar marcada por el jubileo de la esperanza es una invitación a participar en la mesa de la Eucaristía y como peregrinos “se nos invita a ponernos en camino para identificarnos con su proyecto de vida y entregar la vida por los que habitan en la no-vida”. Esta celebración litúrgica, además, llama a los fieles a ser pan partido y repartido, reflejo del amor de Cristo hacia los hermanos, especialmente aquellos que sufren y están en situación de vulnerabilidad.
Reavivar la confianza en el futuro
En su mensaje, los obispos de la Subcomisión para la Acción Caritativa y Social abordan la realidad de un mundo marcado por múltiples formas de violencia: “vivimos rodeados de violencia, en un tiempo en el que la desesperanza nos asalta y necesitamos reavivar la confianza en el futuro”. La guerra en diferentes regiones, la crisis de vivienda, la falta de oportunidades laborales para los jóvenes y las dificultades de integración de las personas migrantes son algunas de las problemáticas señaladas como signos de heridas abiertas en la sociedad actual.
El documento subraya que “la herencia de la violencia es muerte, destrucción, miseria, hambre, odio y desesperación”, y destaca que estos factores generan un tiempo de angustia y desesperanza social, como también lo había señalado el papa Francisco.
La esperanza como respuesta
También, la Iglesia insiste en que “nuestro común compromiso por la verdad puede y tiene que dar nueva esperanza a estas realidades”. En este sentido, el mensaje recuerda que “el Cuerpo de Cristo se nos ofrece como el único alimento capaz de traer paz ante tanta violencia y también se ofrece como alimento y ejemplo de nuestro compromiso activo”. La cercanía y el acercamiento a estas realidades, en palabras del Papa León XIV, son fundamentales para afrontar la violencia con esperanza, pues “saber acercarse es más importante que dar una respuesta apresurada”.
El mensaje resalta que “la esperanza supone un movimiento de búsqueda”, que impulsa a salir “hacia lo desconocido, hacia lo intransitado, hacia lo abierto, hacia lo que todavía no es”. La comunidad cristiana, por tanto, debe ser peregrina en busca de una humanidad mejor, trabajando en la sanación del sufrimiento y portando la ternura de Dios a quienes más lo necesitan.
Caminos de esperanza para esta celebración
La Iglesia española propone algunos caminos concretos para fortalecer la esperanza en estos tiempos: Orar por los demás y con los demás, en comunidad y en silencio, para reconocer la presencia del Resucitado. Unir la Eucaristía con el compromiso con el hermano necesitado, como signo de amor activo. Compartir testimonios de fe y compromiso, para que la esperanza sea contagiosa. Participar en grupos o comunidades, que propicien el encuentro y la solidaridad. Promover espacios de reconciliación y paz, sanando heridas y acogiéndose mutuamente. Escuchar sin juzgar, con empatía y sinceridad, para devolver la esperanza a quien la ha perdido.
La caridad de Dios es el corazón del Evangelio
El día de la caridad, es un signo profético que afirma que “la esperanza tiene y debe tener la última palabra”, y que mientras existan personas que aman, ayudan, comparten y se conmueven con el sufrimiento, “la esperanza es imposible que se pierda”. Participar en la Eucaristía, además, implica un compromiso activo con la construcción de paz y la defensa de la dignidad humana, como resaltan las enseñanzas del Papa León XIV: “¡Esta es la hora del amor! La caridad de Dios, que nos hace hermanos entre nosotros, es el corazón del Evangelio”.