Andrea Tornielli
El anuncio de lo esencial, una pastoral sobre el tema de la paz, una reflexión viva sobre lo humano en la era digital y de la inteligencia artificial, cultivar la cultura del diálogo. Son las coordenadas que León XIV ha señalado a la Iglesia italiana y que representan una indicación valiosa, arraigada en el Evangelio y sumergida en los desafíos del tiempo presente.
El Papa sabe que la Iglesia en Italia debe enfrentarse al secularismo, la desafección hacia la fe y la disminución de los nacimientos, y ha querido citar las palabras de su predecesor Francisco para recordar que “se nos pide audacia para evitar acostumbrarnos a situaciones que están tan arraigadas que parecen normales o insuperables”.
Entre las “atenciones pastorales” a tener en cuenta, León señala la de la proclamación, como indica la Evangelii gaudium, exhortación apostólica de hace doce años que aún espera ser plenamente asimilada: el Papa pide “llevar Cristo en las venas de la humanidad”, pensando en cómo captar a quien está más alejado y renovando los lenguajes.
La segunda, significativa atención, es por la paz. León espera que en cada diócesis se promuevan caminos de educación a la no violencia, iniciativas de mediación en conflictos locales, proyectos de acogida. Porque, si es cierto que la guerra comienza en el corazón del hombre, también la paz debe arraigarse en el mismo nivel y es un compromiso “artesanal” diario, que involucra a todos.
La tercera atención está dedicada a los desafíos planteados por la Inteligencia Artificial y el entorno digital: en una época en la que la dignidad humana corre el riesgo de ser aplastada y olvidada, el Papa espera que las Iglesias italianas incluyan una “reflexión viva” sobre lo humano, para que la fe no corra el riesgo de resultar “desencarnada”.
También es significativa la invitación final del Papa a los obispos italianos para que permanezcan unidos y hagan de la sinodalidad una “mentalidad”, en los procesos de toma de decisiones y en las formas de actuar, cultivando siempre la cultura del diálogo.
Lo que más impacta, en el discurso de León XIV a los obispos italianos, es la estrecha y directa conexión entre la proclamación del Evangelio en su esencia, y el compromiso consecuente por la paz y el diálogo, por la dignidad humana puesta en riesgo por el dominio excesivo de las nuevas tecnologías, y por los pobres. No son, los campos recién mencionados, zonas de batalla para expertos o tareas para alguna ONG especializada. Son, más bien, el terreno en el que hoy se pide a los cristianos que testimonien la belleza del Evangelio.
