Estambul, Grech encuentra a Bartolomé: Construir puentes en tiempo de divisiones

by Admin Master
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El Secretario General del Sínodo en Turquía presentará la fase de implementación del Sínodo en el contexto de la reunión de los Secretarios Generales de las Conferencias Episcopales de Europa. En el Fanar, el saludo al Patriarca de Constantinopla, quien se dirigió a los participantes animándolos al diálogo en un tiempo marcado por “las divisiones, el miedo y la violencia”. Las palabras del Patriarca también incluyeron un recuerdo de Francisco y la espera de León XIV para los 1700 años de Nicea.

Salvatore Cernuzio – Ciudad del Vaticano

Un encuentro fraternal, marcado por un abrazo que recuerda a los numerosos intercambiados con el Papa Francisco, el que tuvo lugar en la primera tarde de ayer, 17 de junio, en el Fanar, entre el Patriarca de Constantinopla, Bartolomé I, y el cardenal Mario Grech, Secretario General del Sínodo, actualmente en Estambul para la reunión de los Secretarios Generales de las Conferencias Episcopales de Europa (CCEE). El cardenal presentó a todos los participantes el proceso de acompañamiento de la fase de implementación del Sínodo. Su programa incluye también una parada en Nicea, actual Iznik, sede del primer Concilio Ecuménico, que marca el 1700 aniversario del Concilio y donde, como se sabe, se espera la visita del Papa León XIV, continuando el deseo de su predecesor Francisco.

Gratitud a Francisco y alegría por León

Bartolomé habló precisamente desde el recuerdo del Papa Francisco y desde la “gran inquietud” por la visita del Papa León en su discurso a los participantes al encuentro del CCEE. En primer lugar, el Patriarca expresó su gratitud “por la amistad personal y el compromiso inquebrantable del Papa Francisco” (“un verdadero amigo de la ortodoxia”, lo llamó), cuyo pontificado “ha sido un período de calidez y estímulo mutuo”. Reiteró luego su alegría por la elección de su sucesor, Robert Francis Prevost, con quien ya se había reunido dos veces. «Confiamos», dijo el Patriarca, «en que, bajo su liderazgo, los lazos entre nuestras dos Iglesias seguirán profundizándose en la verdad y el amor. Oramos para que su pontificado esté marcado por el discernimiento espiritual y la valentía profética, mientras la Iglesia continúa dando testimonio en un mundo que anhela dirección y unidad».

La importancia del diálogo

El Patriarca de Constantinopla dedicó amplio espacio a la importancia del diálogo ecuménico e interreligioso, especialmente en esta “época marcada por las divisiones, el miedo y la violencia” en la que “estamos llamados a construir puentes, no muros”. En particular, la relación con la Iglesia católica romana, el diálogo teológico reanudado hace casi medio siglo, después de la revocación de los anatemas mutuos en 1965, es fundamental para continuar “un camino de encuentro constante y serio”. Un camino ciertamente no exento de desafíos, pero al mismo tiempo «marcado por momentos de gracia, por una comprensión cada vez más profunda y por un sincero deseo de la unidad querida por Cristo».

Luego está el diálogo con las demás Iglesias antiguas de Oriente, con las tradiciones protestantes y con numerosas organizaciones intercristianas: no “procesos formales”, sino “encuentros espirituales”, ocasiones para un “renovado compromiso con el Evangelio”. Y como Iglesia Ortodoxa, “damos gran importancia al diálogo interreligioso”, dijo el Primado ortodoxo, explicando que las relaciones con los líderes judíos, musulmanes y otros líderes religiosos se mantienen desde hace mucho tiempo, en la creencia de que “la paz, el entendimiento mutuo y el respeto a la dignidad de cada ser humano deben ser compromisos fundamentales para todas las tradiciones religiosas”.

Desafíos para la Iglesia y la humanidad

“Por supuesto, no ignoramos los numerosos desafíos que la Iglesia y la humanidad enfrentan hoy. Los problemas de justicia social, migración, guerra, persecución religiosa y la crisis climática exigen nuestra atención”, dijo Bartolomé. Todas ellas son cuestiones “inseparables del Evangelio que proclamamos”. El cuidado de la creación, en particular, sigue siendo «un ámbito en el que nuestra colaboración con otras Iglesias e instituciones ha dado muchos frutos».

El servicio de las Conferencias Episcopales de Europa

En este escenario, Bartolomé elogió y alentó el servicio de las Conferencias Episcopales de Europa que ayudan a “articular el testimonio de la Iglesia y coordinar su respuesta a las necesidades del pueblo”. “Ustedes hacen posible la coherencia, la claridad y la caridad con la que la Iglesia habla hoy”, afirmó. Naturalmente, también se hizo referencia a las celebraciones por el 1700 aniversario del Concilio Ecuménico de Nicea, que «nos recuerda que la unidad no es una cuestión de conveniencia o de estrategia, sino de fidelidad a la verdad revelada en Cristo y proclamada a través de la vida de la Iglesia».

La Misa celebrada por el cardenal Grech

El acontecimiento conciliar estuvo también en el centro de la homilía de la Misa que el cardenal Grech celebró en la cripta de la Iglesia de San Antonio en Estambul. “Estamos unidos en este lugar donde, hace 1.700 años, la Iglesia proclamó solemnemente que el Hijo es de la misma naturaleza del Padre”, dijo el cardenal. En aquel momento, «para muchos fue una elección de términos escandalosa y un insulto a la naturaleza de Dios», pero, en cambio, «demuestra la grandeza y la valentía teológica» de los presentes en el Concilio, quienes «sostenían que la naturaleza de Dios, aun siendo una, es participativa. El Hijo participa de la naturaleza del Padre».

“Jesús nos llama hijos de Dios, y un hijo comparte la misma naturaleza que el padre”, comentó Grech. En el caso de los humanos, Dios toma la iniciativa y nos ofrece participar de su naturaleza; nos adopta. Y desde nuestra perspectiva, podemos participar de la naturaleza de Dios por imitación, actuando y comportándonos como el Padre, siendo como el Padre.

Vivir la comunión de manera sinodal

“Imitar a Dios significa entrar en comunión con los demás, construir puentes de comunión entre personas diferentes, por difícil que sea”, dijo el Secretario General del Sínodo, quien citó un pasaje del Documento Final del Sínodo de los Obispos, precisamente el párrafo 154, que dice: “Viviendo el proceso sinodal, hemos renovado la conciencia de que la salvación que se recibe y se proclama es intrínsecamente relativa… El Espíritu ha puesto el deseo de relaciones auténticas y vínculos verdaderos en el corazón de cada ser humano… Podemos vivir la comunión que salva caminando sinodalmente, en el entrelazamiento de nuestras vocaciones, nuestros carismas y nuestros ministerios, saliendo al encuentro de todos para llevar la alegría del Evangelio”.

De hecho, “construir puentes de comunión nunca es fácil”, concluyó Grech. Nicea y las tensiones que derivó de ella son un buen ejemplo de ello, al igual que el último Sínodo sobre la Sinodalidad y las tensiones y controversias que lo acompañaron. Pero debemos tener presente que somos simplemente criaturas finitas que intentan imitar lo infinito, la naturaleza de Dios.



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