Universidad jesuita defiende curso que incluye video de bondage sexual y autobiografía sexual obligatoria 


Una universidad jesuita en California (Estados Unidos) ha defendido un curso de posgrado sobre sexualidad humana en el que una estudiante afirma que se le exigió ver un video de bondage sexual en clase, leer material sobre “erótica sadomasoquista” y escribir una detallada “autobiografía sexual”.

La estudiante, Naomi Epps Best, quien cursaba un grado en terapia matrimonial y familiar, relató sus experiencias en la Universidad de Santa Clara en un artículo de opinión publicado el 6 de junio en The Wall Street Journal.

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Como cristiana protestante, esta madre de 26 años con un niño de un año consideró que el curso violaba sus creencias éticas y religiosas. Sin embargo, afirma que el instructor y la administración escolar le denegaron sus solicitudes de tareas alternativas y otras adaptaciones.

“Elegí la universidad en parte por su tradición católica”, dijo Best al National Catholic Register. “Sabía que no estaba ingresando a un programa de consejería cristiana, pero pensé que habría tolerancia hacia visiones tradicionales o religiosas”.

En una declaración proporcionada al Register, la Universidad de Santa Clara sostuvo que el plan de estudios del curso fue diseñado para cumplir con los requisitos estatales de licencia para terapeutas matrimoniales y familiares, y que tenía como objetivo enseñar a los estudiantes cómo servir mejor a sus clientes.

“Nuestro profesorado está comprometido con un enfoque ético y centrado en el estudiante para impartir un plan de estudios basado en la ciencia que examine numerosos aspectos de la sexualidad humana requeridos para la obtención de la licencia”, decía la declaración de la universidad. “Comprender estos temas es una parte esencial de la preparación de los estudiantes para cumplir con los estándares profesionales requeridos y tratar a individuos de una amplia gama de experiencias humanas”.

La universidad también dijo al Register que había “ofrecido múltiples opciones de adaptaciones a esta estudiante”, una afirmación que Best refuta.

El centro de estudios jesuita añadió que “no estamos de acuerdo con muchas de las afirmaciones contenidas en el artículo de opinión”.

Una regulación de California establece que los estudiantes de terapia matrimonial y familiar deben completar instrucción sobre “sexualidad humana, incluyendo el estudio de variables fisiológicas, psicológicas y socioculturales asociadas con el comportamiento sexual y la identidad de género, y la evaluación y tratamiento de la disfunción psicosexual”.

“Todos los programas, incluido el de Santa Clara, deben cumplir con estos requisitos”, dijo la universidad en su declaración al Register, “y, como los programas de MFT [terapia matrimonial y familiar] en otras universidades, nuestro programa requiere autorreflexión interna, que es el tipo de trabajo que los terapeutas piden a sus clientes”.

“Reconocemos que el contenido del curso necesariamente incluye temas incómodos y delicados. Agradecemos las preocupaciones planteadas por cualquiera de nuestros estudiantes, incluidas las expresadas por esta estudiante”, decía la declaración.

En su artículo de opinión, Best escribió que abandonó la clase “Sexualidad Humana” de Chongzheng Wei después de que el profesor “reprodujo un video de una ‘influencer’ femenina participando en una actividad de bondage sexual”.

Best escribió: “Cuando se encendieron las luces, el profesor sonrió y preguntó si queríamos intentarlo nosotros mismos”. Ella decidió irse, escribió, porque “no quería averiguar si lo siguiente sería una demostración en vivo”.

Otro requisito de la clase era escribir una “autobiografía sexual integral” de ocho a diez páginas que debía incluir “primeros recuerdos sexuales”, así como “experiencias actuales y metas futuras con un plan de acción”.

La tarea estaba detallada en el programa del curso, según Best, quien dijo que la compartió en su cuenta de Substack después de que la universidad la eliminara de su sitio web.

Best dijo que acudió a varias autoridades en Santa Clara antes de hacer pública su experiencia —primero de forma anónima en Substack y luego en The Wall Street Journal.

“Apelé al decano, al rector, a la oficina de Título IX, al presidente de la universidad e incluso al Ministerio del Campus”, escribió. “No estoy segura de quién estaba más sorprendido, el sacerdote leyendo el programa o yo, compartiendo pantalla con videos e imágenes sexualmente explícitas”.

Después de apelar a Wei, dijo que le dijeron que su “divulgación sexual no sería requerida” y por eso se volvió a inscribir en la clase. Sin embargo, el contenido no fue menos perturbador, dijo. Una tarea, según ella, requería que los estudiantes escribieran algo que no les gustara de sus genitales o pechos, “para ser leído en voz alta en clase por otro estudiante”.

Al final, optó por retirarse de la clase, retrasando sus planes de convertirse en terapeuta licenciada e incurriendo en costos adicionales, ya que tendría que tomar clases extra para graduarse y recibir su licencia. Escribió que su solicitud de reembolso fue denegada.

En respuesta a la declaración de la universidad de que le habían ofrecido múltiples adaptaciones, Best señaló su publicación del 10 de junio en Substack, en la que dice que el jefe de departamento le ofreció una “excepción única” para completar la tarea a través de créditos de educación continua. Escribió que esto era “inaceptable” porque otros estudiantes seguían sujetos a “estos requisitos poco éticos”.

Una vez que comenzó a escribir sobre su experiencia de forma anónima en Substack, Best dijo que se dio cuenta de lo que, según ella, era un cambio que había ocurrido en el campo académico de la terapia.

“Me di cuenta de que había tropezado con algo más grande. Todo el campo de la educación en terapia ha sido vaciado y rellenado con teoría crítica. Los terapeutas ya no son entrenados para ser neutrales; se les entrena para ser agentes de cambio político”, escribió.

“Conceptos como la modestia y la privacidad marital no sólo se tratan como opcionales o incluso se descartan. Se ven como normas opresivas que deben ser combatidas activamente”, dijo Best.

Otra clase obligatoria, “Consejería Multicultural”, escribió, estaba altamente politizada.

A los estudiantes se les dijo que el “pensamiento objetivo, racional y lineal”, la “gratificación diferida” y hacer un “plan para el futuro” son rasgos de la “cultura blanca”. En la clase de “Sexualidad Humana”, el profesor, según escribió, enseñó que los niños que experimentan seis meses de “angustia de género” deberían ser “afirmados” en su creencia de que son miembros del sexo opuesto.

En una carta abierta a la administración de Santa Clara publicada en Substack el 6 de junio, Best describió su experiencia con mayor detalle gráfico y pidió a los administradores de la escuela que “interrumpan inmediatamente la tarea obligatoria de autobiografía sexual”, permitan a los estudiantes optar por no realizar trabajos contrarios a sus creencias religiosas personales y le permitan terminar su programa “sin obstáculos ni represalias”.

La Universidad de Santa Clara está ubicada dentro de la Diócesis de San José, encabezada por el obispo Oscar Cantú. La diócesis no respondió a las solicitudes de comentarios al momento de la publicación.

Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en el National Catholic Register.





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