La Biblioteca Apostólica y el Archivo Apostólico


Estas son instituciones que conjugan tradición e innovación. La Biblioteca Apostólica tiene la tarea de recopilar y conservar un patrimonio riquísimo y ponerlo a disposición de los estudiosos. El Archivo Apostólico realiza su específica labor de custodia de los actos y documentos relativos al gobierno de la Iglesia.

Amedeo Lomonaco – Ciudad del Vaticano

Un silencio que es memoria, cofre de saber, anhelo de infinito. Eso es lo que se respira en la Biblioteca Apostólica Vaticana y en el Archivo Apostólico Vaticano, instituciones que hoy miran al futuro, se abren a la tecnología sin dejar de conservar y respetar los antiguos testimonios de la tradición de la Iglesia. La separación entre la Biblioteca, “instituto de conservación e investigación”, y el Archivo, que realiza una labor de “caridad intelectual” al compartir su patrimonio con estudiosos de todo el mundo, data del año 1600, bajo el pontificado de Pablo V. El actual Archivero y Bibliotecario de la Santa Iglesia Romana es monseñor Giovanni Cesare Pagazzi.

Biblioteca Apostólica Vaticana

La Biblioteca Apostólica Vaticana es una institución nacida en el corazón del Renacimiento que enfrenta los desafíos del presente. En el siglo XV, Nicolás V decide que los códices latinos, griegos y hebreos estén abiertos a la consulta y lectura de los eruditos. El 15 de junio de 1475, durante el pontificado de Sixto IV, se promulga la bula Ad decorem militantis Ecclesiae (Para la gloria de la Iglesia militante y la difusión de la fe). Las características distintivas y los fines de la Biblioteca Apostólica Vaticana están, desde sus orígenes, ligados a un patrimonio inestimable —como recordaba Pablo VI en 1975— que debe ponerse a disposición “de los estudiosos, en las diferentes fases de consulta, lectura, verificación y síntesis final”. No se trata solo de una apertura física de locales o textos, sino sobre todo, como subrayaba el papa Montini, de una “apertura cultural” que puede fomentarse si se conserva y transmite el saber.


Biblioteca Apostólica, institución nacida en el siglo XV(© 2024 Biblioteca Apostolica Vaticana).   (© 2024 Biblioteca Apostolica Vaticana)

Acceso a la Biblioteca

La Biblioteca Apostólica Vaticana está especializada en disciplinas filológicas e históricas y, en segundo término, en las teológicas, jurídicas y científicas. “Insigne instrumento de la Iglesia para el desarrollo y la divulgación de la cultura, en apoyo de la actividad de la Sede Apostólica”, la Biblioteca tiene como misión “recoger y conservar un riquísimo patrimonio de ciencia y arte y ponerlo a disposición de los estudiosos que buscan la verdad”. Por disposición papal, la Biblioteca está abierta a investigadores y estudiosos cualificados sin distinción de religión, origen o cultura, en particular a docentes e investigadores universitarios o de institutos de estudios superiores, así como a otras personas eruditas. Cada año, la Biblioteca acoge a unos 6.000 estudiosos e investigadores.

Archivo Apostólico Vaticano

Más de 1.000 años de historia en 85 kilómetros de estanterías. El Archivo Apostólico Vaticano, al servicio de la Santa Sede desde hace 40 años, es uno de los centros de investigación histórica más importantes y célebres del mundo. Es un cofre de tesoros incomparables: millones de documentos y pergaminos están disponibles para estudiosos de todas las nacionalidades, sin distinción de fe religiosa. La denominación actual “Archivo Apostólico Vaticano” data de la fundación de este instituto por iniciativa de Pablo V. A partir de mediados del siglo XVII, sin embargo, se impuso el título de “Archivo Secreto Vaticano” (a veces también “Archivo Secreto Apostólico Vaticano”), que subrayaba la particular naturaleza de este complejo documental, conformado por la concentración en un solo lugar de varios archivos producidos por diferentes oficinas curiales. El adjetivo latino secretum (de secernere = separar, distinguir, reservar) calificaba al archivo fundado por Pablo V como separado de los demás y reservado para uso del Pontífice y los funcionarios por él designados. Esta denominación fue el título oficial del instituto hasta el 22 de octubre de 2019, cuando el papa Francisco, mediante la carta apostólica en forma de motu proprio L’esperienza storica, restableció el antiguo nombre “Archivo Apostólico Vaticano”.

Actividad del Archivo Apostólico

El patrimonio documental conservado en sus vastos depósitos abarca un periodo cronológico de unos doce siglos (siglos VIII al XX), está compuesto por más de 600 fondos archivísticos y se extiende a lo largo de 85 kilómetros lineales de estanterías, ubicadas, entre otros lugares, en el “Búnker”, un espacio de dos plantas excavado en el subsuelo del Patio de la Piña de los Museos Vaticanos.

Desde que el papa León XIII abrió sus puertas a los estudiosos en 1881, el Archivo Apostólico Vaticano se ha convertido en uno de los centros de investigación histórica más importantes y famosos del mundo. Según una práctica instaurada desde 1924, el papa concede el libre acceso a los documentos “por pontificados”: actualmente el límite cronológico de consulta está establecido hasta el final del pontificado de Pío XII (octubre de 1958). La actividad del Archivo Apostólico Vaticano se desarrolla en dos direcciones principales: la tutela del patrimonio documental, favoreciendo condiciones de conservación que salvaguarden su integridad, y su valorización como memoria histórica de la milenaria actividad de la Iglesia.


Algunos estantes del Archivo Apostólico Vaticano   (© 2024 Biblioteca Apostolica Vaticana)

El amor de la Santa Sede por la cultura

Estar al paso con los tiempos, custodiando un patrimonio secular. Servir a la Iglesia. Estos son algunos de los principales desafíos que interpelan, con caminos nuevos pero en continuidad con la tradición, a la Biblioteca Apostólica y al Archivo Apostólico. Estas instituciones son también expresión del amor de la Santa Sede por la cultura. No se trata solo de custodiar el saber, sino de hacerlo fecundo, es decir, capaz de transformarse en un instrumento para el desarrollo humano y para la paz.



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