El Papa León XIV dirigió un discurso a los obispos y superiores generales de las congregaciones de los Padres Escalabrinianos y los Redentoristas, y destacó la labor que hacen en el servicio a los migrantes y la evangelización de los alejados.
“Ustedes, religiosos scalabrinianos y redentoristas, llamados y consagrados para el servicio del episcopado e incluso del cardenalato, llevan en su ministerio la herencia de dos carismas importantes, especialmente en nuestros días: el servicio a los migrantes y la evangelización de los pobres y de los alejados”, indicó en el discurso que pronunció esta mañana en la Sala del Consistorio del Vaticano.
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El encuentro estuvo motivado por la decisión de estas dos congregaciones religiosas de encontrarse y dialogar “con aquellos hermanos a quienes han ofrecido a la Iglesia en el ministerio episcopal”, tal y como reveló el Papa.
En este sentido, León XIV subrayó que este intercambio de experiencias enriquece no sólo a los obispos y a las comunidades religiosas, sino también a todo el Pueblo de Dios.
El Pontífice expresó su reconocimiento al sacrificio que implica para estas familias religiosas ceder a sus miembros más comprometidos para el servicio episcopal, particularmente en tiempos marcados por la “escasez de vocaciones”.
“La Iglesia está agradecida a sus Institutos, a los cuales ha pedido —con el nombramiento de obispos entre sus miembros— un sacrificio nada pequeño en tiempos de escasez de vocaciones religiosas, pues privarse de hermanos comprometidos en el servicio de las diversas obras genera no pocos desafíos”, aseguró.
El Papa bromeó a continuación: “¡Quizá el Superior General me lo recuerde!”
En todo caso, afirmó que ceder a dos miembros de las Congregaciones para el ministerio episcopal constituye “un don inmenso”, ya que “el servicio a la Iglesia universal es, para toda familia religiosa, la gracia y la alegría más hermosas, como sin duda confirmarían sus Fundadores”.
Dirigiéndose en particular a los Misioneros de San Carlos Borromeo —conocidos como escalabrinianos—, el Papa recordó la figura de su fundador, San Juan Bautista Scalabrini, Obispo de Piacenza y pionero en la atención pastoral a los migrantes italianos en América en el siglo XIX. “Supo hacer propias las esperanzas y sufrimientos de tantas personas que partían dejando todo atrás”,comentó, elogiando su capacidad de respuesta ante los desafíos humanos y espirituales de las migraciones forzadas.
También se refirió a San Alfonso María de Ligorio, que en 1732 fundó la Congregación del Santísimo Redentor (Padres Redentoristas), con la misión de evangelizar a los pobres y los más alejados, especialmente a través de misiones populares, catequesis sencilla y dirección espiritual.
“Al entrar en contacto con la miseria de los barrios más abandonados del Nápoles del siglo XVIII, renunció a una vida acomodada y a una carrera lucrativa, abrazando la misión de llevar el Evangelio a los últimos”, dijo de este santo de la Iglesia que también ha sido proclamado Doctor de la Iglesia por su profunda enseñanza moral y espiritual.
El Papa contextualizó el legado de estos dos santos en medio de las problemáticas contemporáneas, recordando que, al igual que en el pasado, el mundo vive una profunda tensión entre las oportunidades globales y las injusticias estructurales que generan pobreza y exclusión.
En este sentido, afirmó: “Hoy como ayer, la voz que debemos escuchar para comprender qué hacer es la del amor de Dios derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo”.
Y agregó: “También en nuestro mundo la obra del Señor siempre nos precede: an ella estamos llamados a conformar nuestras mentes y corazones mediante un discernimiento sabio. Y estoy convencido de que el diálogo que han promovido será de gran utilidad para este fin”.
Finalmente, León XIV alentó a los religiosos a “mantener y cultivar” los vínculos de ayuda fraterna entre congregaciones y diócesis, fomentando una colaboración generosa y desinteresada “por el bien de todo el rebaño de Cristo”.