El Papa se reúne en la Basílica de San Pedro con los fieles de la Iglesia greco-católica, llegados a Roma desde Ucrania y otros países en peregrinación jubilar, y elogia la fe de esta tierra «fecundada por el testimonio de tantos santos» y ahora «regada con la sangre de tantos mártires». El Pontífice invita a confiar en Dios: «Él está con nosotros y la vida vencerá a la muerte». El Papa confía al Señor las “penurias y tragedias” de la población de Ucrania y, sobre todo, “sus deseos de paz”.
Salvatore Cernuzio – Ciudad del Vaticano
Cercanía a la “atormentada Ucrania”, es decir a los niños, a los jóvenes, a los ancianos, a las familias que lloran a sus seres queridos. Dolor por los prisioneros y las víctimas de “esta guerra sin sentido”. Son un abrazo las palabras que el Papa León XIV dirigió a los aproximadamente 4.000 fieles ucranianos llegados a Roma desde diversos países del mundo para la peregrinación jubilar de la Iglesia greco-católica ucraniana. El Papa los ha encontrado esta mañana en la Basílica de San Pedro, donde el grupo de fieles – entre ellos todos los Obispos de la UGC – se había reunido después de haber realizado por la mañana la procesión desde el Aula Pablo VI hacia la Puerta Santa, siguiendo la Cruz Jubilar. A las 13.00 horas se celebrará la Divina Liturgia en San Pedro, presidida por Sviatoslav Shevchuk, Arzobispo Mayor de Kyiv-Halyč.
No perder la fe y la esperanza
Para cerrar esta intensa mañana, el Papa quiso dirigir su saludo personal a estas personas, que representan a una población que desde hace más de tres años sufre las consecuencias de la agresión rusa. Un breve saludo del Pontífice, para elogiar y alentar su fe, ahora “puesta a prueba”.
“Muchos de ustedes, desde que empezó la guerra, seguramente se han preguntado: Señor, ¿por qué todo esto? ¿Dónde estás? ¿Qué debemos hacer para salvar a nuestras familias, nuestros hogares y nuestra patria?”.
“Creer no significa tener todas las respuestas, sino confiar en que Dios está con nosotros y nos da su gracia, que Él pronunciará la última palabra y la vida vencerá a la muerte”, asegura el Papa. Y exhorta a no perder la esperanza, testimoniada a través de esta peregrinación que, subraya, «es signo del deseo de renovar la fe, de reforzar el vínculo y la comunión con el Obispo de Roma». La esperanza “no defrauda”, subraya el Papa León, recordando las palabras de san Pablo elegidas por su predecesor Francisco para la bula que anuncia el Jubileo actual.
La invitación al Jubileo
La esperanza no defrauda «porque nace del amor de Cristo, derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo», añade León XIV. Y el Jubileo, dice, “nos llama a ser peregrinos de esta esperanza durante toda nuestra vida, a pesar de las adversidades del momento presente”.
“El viaje a Roma, con el paso de las Puertas Santas y las paradas en las tumbas de los Apóstoles y de los Mártires, es el símbolo de este camino cotidiano, que se extiende hacia la eternidad, donde el Señor enjugará toda lágrima y no habrá más muerte, ni luto, ni lamentación, ni angustia”.
Tierra regada por la sangre de los mártires
“La fe, queridos, es un tesoro para compartir. Cada momento trae consigo dificultades, adversidades y desafíos, pero también oportunidades para crecer en la confianza y el abandono en Dios”, nos asegura el Papa Prevost, agradeciendo a todos los que dejaron la “hermosa tierra” de Ucrania, “rica en fe cristiana, fecundada por el testimonio evangélico de tantos santos” y ahora “regada con la sangre de tantos mártires”.
Deseos de paz y serenidad
A los fieles del atormentado país, el Pontífice indica el ejemplo de la Virgen María que «con su ‘sí’ humilde y valiente abrió la puerta a la redención del mundo» y ahora «nos asegura que nuestro ‘sí’, sencillo y sincero, puede convertirse también en instrumento en las manos de Dios para realizar algo grande».
“Decir ‘sí’ hoy puede abrir nuevos horizontes de fe, esperanza y paz, especialmente para todos aquellos que están sufriendo”.
El Papa dice que confía al Señor las intenciones de todos los presentes, así como sus “fatigas y dramas cotidianos” y, sobre todo, “sus deseos de paz y serenidad”.
Al final del encuentro, después de un canto entonado por Shevchuk y seguido por toda la asamblea, León XIV saluda a todos los metropolitanos y obispos sentados en las primeras filas. Los Prelados se reunirán en los próximos días en el Colegio Pontificio de Roma para su Sínodo anual.
