Dicasterio para el Servicio de la Caridad


Su tarea tiene una directriz: recorrer los caminos de la caridad en nombre del Papa. El limosnero de Su Santidad tiene también la facultad de conceder la Bendición Apostólica con diplomas en papel pergamino debidamente autenticados.

Amedeo Lomonaco – Ciudad del Vaticano

El Dicasterio para el Servicio de la Caridad, también llamado Limosnería Apostólica, es una expresión especial de la misericordia: partiendo de la opción por los pobres, los vulnerables y los excluidos, ejerce en cualquier parte del mundo la labor de asistencia y ayuda hacia ellos en nombre del Pontífice. El Papa, en casos de particular indigencia u otras necesidades, dispone personalmente las ayudas destinadas a los necesitados. El Dicasterio, bajo la guía del Prefecto, el limosnero de Su Santidad, está en contacto con otros Dicasterios competentes en este ámbito particular y concreto, con su actividad, la solicitud y cercanía del Papa, como Pastor de la Iglesia universal, hacia quienes viven no solo en situación de indigencia, marginación o pobreza, sino también hacia aquellos afectados por graves calamidades. El prefecto del Dicasterio para el Servicio de la Caridad es el cardenal Konrad Krajewski.

Competencias

El Dicasterio para el Servicio de la Caridad tiene la competencia de recibir, buscar y solicitar donaciones libres destinadas a las obras de caridad que el Papa realiza en favor de los más necesitados. El limosnero de Su Santidad también tiene la facultad de conceder la Bendición Apostólica mediante diplomas en papel pergamino debidamente autenticados. Todo lo recaudado se destina a la caridad. Entre sus tareas, el limosnero tiene también la de vaciar el fondo de caridad del Santo Padre y, según la lógica del Evangelio, ayudar al prójimo a afrontar sus dificultades.

Reseña histórica

Ejercer la caridad hacia los pobres es una preocupación de la Iglesia que se remonta a los primeros siglos. Se trata de un servicio que originalmente correspondía a los diáconos. En una bula de Inocencio III (1198–1216), se menciona al limosnero como un cargo ya existente. El primer Papa que organizó formalmente la Limosnería Apostólica fue el Beato Gregorio X (1271–1276), quien estableció las atribuciones del limosnero. También Alejandro V, con una bula de 1409, reguló las normas de la Limosnería, que ha continuado su labor gracias a la constante solicitud de los Pontífices. El Limosnero de Su Santidad tiene dignidad arzobispal, forma parte de la Familia Pontificia y, como tal, participa en las celebraciones litúrgicas y audiencias oficiales del Papa. León XIII, con el fin de fomentar la recaudación de fondos para las obras de caridad confiadas a la Limosnería, delegó al Limosnero la facultad de conceder la Bendición Apostólica por medio de diplomas en papel pergamino. Los costos indicados para la concesión de la Bendición Papal se refieren exclusivamente al diploma, los gastos de preparación y envío del mismo, y una contribución para la caridad del Papa.


Los locales del ambulatorio Madre de la Misericordia.

Un “servicio de urgencias” para aliviar heridas

El Papa Francisco solía decir que la Iglesia es como un “hospital de campaña”. El Dicasterio para el Servicio de la Caridad es su servicio de urgencias, un brazo caritativo y misericordioso que debe correr para curar heridas y sostener a los desafortunados. Han sido muchos, en particular, los cargamentos con ayudas destinados a la población de Ucrania, sacudida en este tiempo por el drama de la guerra. Se han distribuido bienes de primera necesidad, ropa, productos de higiene, medicamentos y alimentos.

Otro “servicio de urgencias” sostenido por el Dicasterio para el Servicio de la Caridad es el ambulatorio Madre de la Misericordia. Se trata de una estructura que ofrece atención médica gratuita a quienes viven en situaciones de indigencia, marginación o dificultad. El ambulatorio está ubicado en la Plaza de San Pedro, bajo la columnata derecha. Cada año ofrece más de 15.000 prestaciones sanitarias a unas 8.000 personas; a esto se suman numerosas intervenciones con unidades móviles en zonas periféricas de la ciudad. La misión de este ambulatorio especial es también la del Dicasterio para el Servicio de la Caridad: ser un bastión de dignidad en la senda de la fraternidad.



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