Santo Domingo. – En la Solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen María, se realizaron con profundo fervor las consagraciones al Inmaculado Corazón de María, en la advocación de Nuestra Señora de la Altagracia, en el marco de la Santa Misa presidida por Su Excelencia Reverendísima, Mons. José D. Grullón Estrella.
Durante la homilía, el pastor invitó a contemplar la grandeza de la consagración como un camino de entrega total a Dios, recordando que dicho acto encierra cinco dimensiones esenciales:
- Consagrarse a Jesucristo, reconociéndolo como Señor y Salvador de nuestras vidas.
- Consagrarse al Inmaculado Corazón de María, confiándonos a su amor maternal y a su intercesión poderosa.
- Consagrarse a la Sagrada Familia de Nazaret, modelo de santidad, unidad y obediencia a la voluntad divina.
- Consagrarse a la Iglesia, Cuerpo de Cristo y Madre que nos alimenta con los sacramentos.
- Consagrarse a la Misión, comprometiéndonos a ser discípulos y misioneros en medio del mundo, llevando la Buena Nueva del Evangelio.
De esta manera, la celebración no solo se convirtió en un homenaje a la Virgen Asunta al cielo, sino también en una renovada llamada a vivir la fe con mayor profundidad, fidelidad y entrega misionera.
Las consagraciones son organizadas por la Comisión Nacional Unidos por la Altagracia y las Damas de la Altagracia, y se realizan dos veces al año: el 21 de enero y el 15 de agosto.
Al finalizar la celebración eucarística, se llevó a cabo el envío de Vírgenes Peregrinas hacia la diócesis de La Altagracia y otras localidades del país.