Santiago, sábado 20 de septiembre de 2025. – En un ambiente cargado de alegría y esperanza, se celebró en la Arquidiócesis de Santiago la Solemne Ordenación Episcopal de S.E.R. Mons. Andrés Amauri Rosario, quien asume el ministerio como Obispo Auxiliar de esta Iglesia particular.
La Eucaristía fue presidida por S.E.R. Mons. Héctor Rafael Rodríguez, Arzobispo Metropolitano de Santiago, y concelebrada por los obispos de la Conferencia del Episcopado Dominicano, junto a numerosos sacerdotes y diáconos. La ceremonia contó además con la presencia de importantes personalidades del ámbito civil y político, entre ellas la Vicepresidenta de la República, ministros de Estado, legisladores y autoridades locales, quienes acompañaron a la comunidad eclesial en este significativo acontecimiento.
En su homilía, Mons. Rodríguez subrayó que este acontecimiento es motivo de gozo no solo para la Arquidiócesis de Santiago, sino para toda la Iglesia en la República Dominicana y el mundo entero. Recordó que el episcopado no es un ascenso ni un honor personal, sino “una forma radical de seguir a Cristo crucificado” y un llamado al servicio con un corazón de padre y la ternura del Buen Pastor.
Dirigiéndose al nuevo obispo, Mons. Rodríguez expresó:
“Querido Amauri, tú no estás aquí porque se te ocurrió, sino porque Dios te ha llamado. Él te dice: ‘No tengas miedo, porque yo estoy contigo; yo pongo mis palabras en tu boca’. Ser obispo no es un título de honor, sino gracia y misión al servicio del Pueblo de Dios.”
El nuevo Obispo Auxiliar recibió la ordenación en una solemne liturgia cargada de símbolos, con la imposición de manos, la oración de consagración y la entrega de los signos episcopales, comprometiéndose a pastorear con humildad y fidelidad el rebaño del Señor.
La ceremonia fue acompañada por cantos solemnes y la participación del pueblo de Dios, destacando la presencia de jóvenes, movimientos eclesiales y representantes de diversas instituciones sociales. Con esta ordenación, la Arquidiócesis de Santiago acoge a un nuevo pastor, signo de esperanza para la misión evangelizadora de la Iglesia en el país.