En el marco del Jubileo de los catequistas, el Papa León XIV compartió una catequesis inspiradora, recordando a los miles de participantes la fuerza de la esperanza y la importancia de confiar en la intuición del espíritu, esa capacidad que permite percibir los planes de Dios más allá de la razón humana.
El Santo Padre destacó que ser catequista es ser peregrino de la esperanza, abierto a la renovación personal y comunitaria. Explicó que la intuición es un don que los pequeños de corazón poseen de manera especial y que la Iglesia siempre ha valorado, porque permite reconocer la voluntad de Dios incluso en medio de la complejidad del mundo.
Como ejemplo, el Papa recordó la historia de San Ambrosio, elegido obispo de Milán por la voz del pueblo mientras aún no estaba bautizado. La intuición de los fieles reconoció en él un guía espiritual, demostrando que la fe no se limita al conocimiento, sino que se percibe y se vive.
León XIV exhortó a los catequistas a asumir su vocación con autenticidad: madres, padres, maestros, sacerdotes y trabajadores pueden ser cristianos en su propio camino, sirviendo al Reino con creatividad, paciencia y entrega. “Cada pequeño gesto de fe tiene el poder de transformar vidas”, afirmó el Papa.
El Pontífice invitó a los presentes a ser instrumentos de esperanza, multiplicando la fe a través de la enseñanza, el testimonio y la vida diaria, recordando que la intuición y la sencillez son caminos hacia la renovación del pueblo de Dios.